Las cadenas de noticias están en manos de los que tienen el poder económico. Por ello existe un alto porcentaje de tergiversación de la información. Un ejemplo es el falso hijo de Gadafi, representado por un actor contratado por CNN. Algo similar ocurre con los sobrinos de la primera dama, Cilia Flores. Quien intenta investigar en Google sobre ellos, inmediatamente, encuentra los Link’s de El Nacional, Runrunes y demás portales, pero escasamente otras fuentes que ofrezca una versión diferente.
Algunas inconsistencias del arresto de los allegados a la pareja presidencial son: la participación de la DEA, que basa su investigación en el testimonio de El Sentado, narcotraficante muerto en 2015 en Honduras; esta persona habló de una reunión entre uno de los sobrinos y un funcionario; eliminación de supuestas pruebas que los incriminan sin análisis previo de laboratorio; entre otras que nos aseguran que estamos ante una manipulación.
Lo anterior nos recuerda la computadora que presuntamente sobrevivió a una explosión con unos 3 mil archivos intactos cuando asesinaron en 2008 a Raúl Reyes, de las FARC, en Ecuador.
Es fácil identificar esos falsos positivos. Acusan al que estorba de traficante de drogas o terrorista, para crear una matriz como la del estado narco, vinculando a figuras del mundo político "inconvenientes" con este flagelo. Sin embargo, el gobierno y el Departamento de Estado de los EEUU protegen a Álvaro Uribe Vélez y a Posada Carriles.
Igual pasó con la asociación articulada el año pasado de Diosdado Cabello con el Cartel de los Soles. También con Rafael Ramírez. Luego, se difunde tímidamente que las acusaciones son infundadas, pero la falsedad poco importa: han creado un estado de desconcierto como parte de la guerra psicológica.
Finalmente, hay que cuestionarse la veracidad de lo que difunden estos medios y qué se proponen con esas mentiras que nos venden.