La verdad es realidad
que choca siempre con
la conducta desordenada de la manada.
Pedro Estacio
La libertad periodística o del periodista es mucho más profunda de lo que algunos suelen considerar y tiene más que ver con la verdad que con cualquier otra cosa y eso es lo que yo, como profesional de tiempo, y siempre sensible ante los hechos que ocurren dentro de la sociedad y al borde de ella, he venido haciendo aún antes de graduarme.
En ocasiones, siempre pensando, hago una referencia mental a un ensayo que escribí antes del año 2002, "La manada no va a la escuela", que recibió Mención de Honor y publicación en el Concurso literario de Fundarte y lo digo por aquello de que el término manada también suelo aplicarlo al manejo de la verdad.
Y en el ensayo, los hechos reales narrados chocan con la manada, que no es otra cosa que el andar de la gente con un comportamiento fuera de toda lógica, fuera de sentido común. Queda claro que el manejo de la verdad es aplicable a los hechos reales y la manada y su conducta a lo que no se ajusta a la verdad.
Por supuesto que hay una clara explicación del asunto, porque la verdad en estos tiempos aparece alejada de la manada de mentiras que suelen ser dichas en este tiempo político nacional y mundial.
Cada quien tiene derecho a tener una opinión, una idea de cómo deben o deberían ser las cosas, pero en el ejercicio del periodismo, la verdad es una sola cosa, es el hecho real, lo que ocurre, sin cortapisas :
¡Lo dijo fulano Pérez Pérez!
¡Lo vi con mis propios ojos!
¡Yo los conté! ¡Los fotografié y aquí están!
Y lo que se entiende y todos conocemos por verdad, en este mundo ha sido vapuleada por periodistas y no periodistas desde hace muchos años y, en consecuencia, cada quien ha amoldado su opinión y le ha conferido a esa opinión el carácter de verdad, cuando solo es un punto de vista. En pocas palabras, cada quien y cuando puede, deforma la verdad y crea eso que corre por las redes, entra y sale en las informaciones reales, crea informaciones a partir de la verdad y esta es ignorada por periodistas y medios y políticos y empresarios.
Hay en estos momentos una carnicería mundial en contra de la verdad; todo el que puede la pisotea, la desgarra, la ignora, siembra sobre ella noticias falsas y fabrica escenarios ajenos a la verdad pero la venden como tal.
Y así, todo el mundo monta su organización para vender la verdad y luchar por lo que ha creado y hay cualquier cantidad de instituciones e instancias diversas como los más variados gobiernos que fabrican sus verdades, fumigan al mundo con ella y la riegan como cualquier ventilador crean los más fantásticos escenarios para vender lo creado.
A todas estas, es bueno decir que las realidades están en las calles y no siempre en quienes con sus instrumentos reseñan la calle de acuerdo a sus conveniencias. La verdad no solo está en las calles sino que sus protagonistas, que lo han sido a través de los siglos y los años, las personas, los seres humanos, son utilizados para armar verdades que no lo son y que no se ajustan al modo de pensar de esa mayoría.
Hay una cinta del 007, en el cual un magnate del periodismo intenta generar un conflicto entre dos grandes naciones al introducir, a punta de mucho dinero, la idea de la manipulación de los hechos para generar una crisis mundial. La cinta no es nueva, tiene varios años, pero refleja una realidad que hoy, en este tiempo, tiene otras características, otros anexos, que en cierto modo es la que se viene moviendo en las más variados regiones, como la que se mueve alrededor de Venezuela con esa guerra de muchos niveles como las califican los anaistas.