La ética periodística golpeada

A mi modo de ver, por aquello que de pequeño le van inculcando a uno las cosas que debe hacer de forma correcta, como decir buenos días al levantarse y/o al visitar una determinada instalación, preguntar por la salud de alguien, respetar a las personas mayores, no dañar a nadie, no chismear ni rumorar, es decir, vivir, desenvolverse en el marco de unas normas de convivencia, comprensión, tan necesarias, es lo que podríamos considerar la ética y, definitivamente, no podemos negar que la misma está conectada íntimamente con nuestra conciencia y con ese espíritu de humanidad  característico en el  ser humano.

Ahora bien, si nada de lo escrito en líneas anteriores le interesa a las personas, entonces algo malo ha pasado en su crianza, que nunca asimiló lo que sus padres les decían de modo orientador o quizá, su enseñanza hogareña nada tuvo que ver con importantes orientaciones educativas, el padre se ausentó de por vida y nunca se ocupó del hijo o los hijos y la madre tampoco porque debió trabajar y careció de tiempo suficiente para educar a la prole y le dejó el ganso a la escuela -como siempre- y entonces los muchachos aprendieron  lo que les ofreció la calle.

Cuando este tipo de cosas ocurre y pese a todo los muchachos (as) llegan a ser profesionales, no es fácil negar que, si bien se han preparado, esa formación es incompleta y es por allí por donde se va dando la primera torcedura que afecta a la ética y a la moral.

Y al referirnos al periodismo, no lo podemos deslastrar de este tipo de herencia, como tampoco podemos dejar de lado la fragilidad espiritual que pueda tener cualquiera persona que, al carecer, al nunca recibir esa combinación de formación hogareña y esa gama de conocimientos importantes acerca de la vida, el país, sus regiones, sus características, sus poblados, su gente, sus acontecimientos y sus transformaciones, entonces tenemos a alguien con un pensar y un actuar algo incompleto, no integral.

En el caso de los periodistas, si es que realmente lo son, ¿qué podemos pensar de quienes escriben y describen situaciones inexistentes, o mal interpretan realidades para que otros se forman opiniones adversas a lo que existe o que ninguna relación tienen con lo que existe?

Entonces, para no dar muchas vueltas sobre algo tan sencillo como lo que tratamos, lo que ocurre es que si los periodistas y comunicadores y aspirantes a escritores traen sobre sus hombros esa herencia acerca de la cual escribimos, si eso es así, entonces el periodismo estará vapuleado, golpeado desde el punto de vista de la ética y peor es el asunto cuando quienes participan de tan voraz conducta, lo hacen por dinero, lo cual les conduce por una vereda que, lo más seguro los llevará a un abismo.

Y no es porque uno crea en “pajaritas preñadas”, sino que eso se ve a simple vista. Cualquier ignaro puede entrar a páginas conocidas en Internet y buscar, por ejemplo en el caso de los artistas, lo que eran unos años atrás, cómo se condujeron y lo que son ahora. No es nada del otro mundo, ahí están sus caras, sus imágenes y eso es válido para cualquier ser humano y con cualquier profesión y dinero. Lo que cualquiera haga en la vida, siempre recogerá una respuesta y quienes afectan al periodismo, a las sociedades, siempre estarán recogiendo los vidrios al final. ¡Nada nuevo que inventar! 



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Pedro Estacio


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