Un recordatorio: Encuentro Mundial de la Comunicación 1979

A finales del mes de julio de 1979, se realizó el II Encuentro Mundial de la Comunicación. Hace 42 años, empresarios, maestros, investigadores y estudiantes, intelectuales, gente de la cultura, incluso poetas, entre otros muchos, llegaron a reunir a no menos de un millar de personas sobre un tema que venía alcanzando proyecciones estratégicas vitales en ese contexto de la sociedad capitalista, de hace casi medio siglo. Es cierto que muy a pesar de haberlo denominado mundial, únicamente participaron diez países, entre los cuales se encontraron presentes; la entonces Unión Soviética, los Estados Unidos, en aquel momento la Alemania Occidental, Canadá, Gran Bretaña, Italia, Francia, Japón, México y Brasil. El propósito central se tradujo en un objetivo con la precisa necesidad de dialogar, aprender unos de otros y buscar soluciones compartidas. Un consorcio privado mexicano emprendió la tarea de organizar aquellos encuentros. La comunicación mostraba sus perspectivas y proyecciones. Mucho de lo que allí se asomó como posibilidad tecnológica es parte vital de las sociedades del siglo XXI. La realidad comunicacional es contundentemente cultural y viceversa. La realidad cultural es contundentemente comunicacional.

Tres seminarios se llevaron a cabo. La temática siempre significativa para entender la dimensión futura de la comunicación. Los temas: Modelos de Televisión, Edad de la Televisión y la Revolución Tecnológica de la Televisión. En torno a la primera temática todos los 10 países expusieron las posibles y factibles fórmulas de un mejor uso de la televisión. El consenso se alcanzó en la propuesta de que cada nación, cada país, tenía que buscar y encontrar un modelo particular y específico que respondiera a la realidad y al contexto histórico y político, desde sus realidades particulares. Pero también los ponentes resaltaron los méritos de la TV privada. Hubo una excepción, sólo un país no estuvo de acuerdo con los supuestos méritos de lo privado.

La ponencia: La Televisión y la Cultura estuvo a cargo del poeta mexicano, Octavio Irineo Paz Lozano, también ensayista y diplomático. Obtuvo el premio Nobel de literatura en 1990 y el premio Cervantes en 1981. Se le considera uno de los más influyentes autores del siglo XX y uno de los grandes poetas de todos los tiempos. La solicitud del autor de El Arco y la Lira, la plantearía en los siguientes términos: que la televisión sea fiel a la vida, que sea plural, que sea abierta. No una televisión gobernada por un grupo de burócratas empeñados en hacer la unanimidad en torna al jefe y a la doctrina, sino muchas televisiones que expresen la diversidad y pluralidad, la llamada alta cultura, y la cultura popular, la cultura central y la cultura periférica, la de las mayorías, pero también la de las minorías. La televisión puede ser instrumento del César de turno y así convertirse en un medio de incomunicación, puede ser plural, diverso, popular en el verdadero sentido de la palabra, y entonces será un auténtico medio de comunicación nacional y universal, (Paz, 1979). Los seminarios se realizaron en el Centro de Convenciones de Acapulco.

Es indudable que nos resulta imposible suscribir esa concepción de la mal llamada alta cultura. Estamos distantes de tales consideraciones porque definitivamente no creemos que exista una alta cultura y menos una baja cultura. Si quieren sugerir que la cultura popular corresponde a la baja cultura están absoluta e históricamente equivocados. Existen formas culturales propias, específicas, particulares, las cuales pueden ser disímiles y diferentes, incluso opuestas, pero tienen su valor epistemológico per se. Esa pretendida categoría de "alta cultura" tiene implicaciones excluyentes y lleva implícito un desprecio por las otras formas culturales. No existen pueblos incultos desde el punto de vista antropológico del concepto mismo de cultura. Pero volvamos al recordatorio de hace 42 años sobre la comunicación. Quizás otro dato sobre encuentros sobre comunicación popular y comunitaria, hacia los años 80, se emprendieron con supino acierto desde el Frente Cultural de Caricuao. En el marco de aquellos seminarios surgió la propuesta de TV Participativa Caricuao. Transitaba el año 1980. Aquella moción la lanzaría a la palestra, el finado, Jesús Blanco, un militante de la televisión participativa, comunitaria y alternativa, en su más amplio sentido. TV Participativa Caricuao se convertiría en poco tiempo en un gran contexto de aprendizaje, vivencial y permanente; de la comunidad y popular. TV Caricuao se convertiría en una gran aula de la comunicación.

Otro de los temas abordado en el II Encuentro Mundial de la Comunicación, realizado en Acapulco-México en el año de 1979, con representantes de 10 países, fue el seminario sobre La edad de la televisión. El medio fue analizado desde el punto de vista humanístico sobre la base de un conjunto de interrogantes: ¿Cuál es el tipo de investigación científica que se necesita desarrollar para conocer con certeza el efecto que la televisión causa en el auditorio? ¿Cómo se puede realizar verdaderamente una televisión cultural? ¿Cómo modifica a la sociedad el impacto de la televisión? ¿Cuál es el papel que este medio de comunicación juega en las redes de comunicación de cada individuo? Todas las tardes sobre estas interrogantes se presentaban análisis y reflexiones; puntos de vista y contundentes críticas. El 25 de agosto de 1979, el Volumen 53-No 5 de la Revista Interamericana: Visión reseñaron ampliamente el citado encuentro. La entrega llevaría el título siguiente: La revolución de las comunicaciones. Diez países analizan su futuro. Tenemos el atrevimiento de proponer la realización de encuentros de tal naturaleza sobre los medios alternativos, comunitarias y populares. De igual manera, los medios institucionales deberían emprender diálogos y coloquios de esa dimensión, tanto a nivel local-municipal como regional y nacional. América Latina no debe quedar exenta de tales propuestas y realizaciones.

Un tema resueltamente apasionante tomo la escena: la violencia que pueda influir la televisión: para unos la televisión tiende a exagerar el contenido de la violencia y el crimen; para los siguientes la violencia no sólo era producto de la televisión sino de la época de terrorismo y crimen en que se vive. En defensa de la televisión uno de los ponentes afirmó: la televisión ha sido satanizada. El tema de la manipulación también fue abordado. Arribamos a la sociedad del cansancio y la televisión comenzó a pensar por el televidente, llegó a afirmarse. Luego de casi medio siglo de distancia esos temas todavía tienen vigencia. La respuesta parece ser tremendamente afirmativa. Los medios de comunicación necesitan del ojo clínico y crítico de los usuarios y usuarias.

Un tercer seminario de aquel encuentro abordó: La revolución de la televisión. ¿Cómo utilizar la vertiginosa evolución tecnológica de los medios electrónicos: ¿uso de satélites, de sistema de cables y de videogramas? De igual manera, en el marco de aquel encuentro surgió el uso del Teleperiódico. Ya funcionaba en Londres sobre la base de un televisor, un teléfono y una computadora. También se presagio la popularidad que alcanzaría el Videodisco que, para entonces, con aquellas pequeñas perforaciones, podría almacenar 50 mil imágenes, por un lado. Se hizo referencia a algo así como un tocadiscos de imágenes. EL 25 de agosto de 2021 se cumplirán 42 años de haber realizado y publicado aquel II Encuentro Mundial de Comunicación. Sirva esta entrega como recordatorio porque la memoria comunicacional es también parte de la memoria histórica-cultural. La sociedad contemporánea culturalmente está definida y transversalizada por la comunicación. El gran componente de la cultura contemporánea es la comunicación.



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Efraín Valenzuela

Católico, comunista, bolivariano y chavista. Caraqueño de la parroquia 23 de Enero, donde desde pequeño anduvo metido en peos. Especializado en Legislación Cultural, Cultura Festiva, Municipio y Cultura y Religiosidad Popular.

 efrainvalentutor@gmail.com

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