La ideología, en el sentido propiamente marxista, es el conjunto de creencias, prejuicios y antivalores de la clase dominante tendientes a confundir, a enmascarar o esconder la realidad y la verdad. La ideología es la falsa conciencia, opuesto antagónico de la conciencia de clase. La alienación burguesa o capitalista que de ella resulta, se manifiesta en la psiquis del individuo mediante disociaciones, actos reflejos condicionados o conductas automáticas aprendidas. Los directivos, los actores, entrevistadores, empleados y obreros de RCTV actúan, y muchos de ellos creen firmemente (como ayer, miles y miles de empleados de PDVSA) que su percepción individual de la realidad es la autentica realidad general. Confunden lo individual con lo general. Ellos construyen inconscientemente su propio e íntimo “Estado de Derecho” para aislarse y protegerse de lo que es realmente el “Estado de Derecho”, el conjunto de leyes y normas que rigen una sociedad en su totalidad y no sólo a una parcela privilegiada de ella.
Estando su capacidad de discernimiento alienada, ellos hacen uso natural de una forma muy propia de la ideología burguesa: el sentimentalismo. Si el sentimentalismo en nuestras vidas privadas puede ser expresión de nuestra sensibilidad, no lo es así en su exposición pública abusiva. Recordemos aquel caso que recorrió las páginas de las agencias de noticias internacionales, el caso del poeta cubano Armando Valladares que desde una “oprobiosa” cárcel cubana expresaba su rebeldía y fortaleza moral con la escritura, expresada en su muy publicitado poemario, “Desde mi silla de ruedas”, que no sólo, se decía, era expresión de su debilitada condición física sino también reflejo de su resistencia moral. Años después el mundo descubrió que Valladares no estaba parapléjico, ni tenía ninguna lesión física y, más aún, ni siquiera era poeta. Todo había sido un gran montaje sentimental. Los flashes de la prensa internacional dejaron de parpadear cuando llegó a Paris y bajó las escalerillas del avión por sus propios medios. Todos se preguntaban: “¿Y la silla de ruedas?”
RCTV y Globovisión hacen uso del mismo recurso, ellos nos han venido mostrando un grupo de actores, actrices, empleados y obreros que nos cuentan, con adjetivos posesivos, en primera persona, sus vivencias de muchos años en el canal, sus sueños realizados, sus logros profesionales alcanzados. Todo ello bien acompañado de reales y sentidas lágrimas, abrazos, besos y cuanto recurso de la utilería sentimental existe. Un libreto que la ideología capitalista ha escrito desde hace tiempo, con gran éxito y destreza, en el arte de la mentira y el engaño. Las vigilias, ofrendas florales, velas, peluches, etc. que vimos después de los dramáticos sucesos de la escuela secundaria de Columbine y de la Universidad de Virginia son otro ejemplo.
Este melodrama, no carente de consideraciones humanas preocupantes, desnuda el rostro sombrío de la enajenación de la conciencia de un grupo de venezolanos y venezolanas, los actores y actrices, empleados y obreros de RCTV. Ojala algún día, por el bien de ellos y del país, logren ver con sus propios ojos y sentir con sus propios corazones.