La gran fiesta de carnaval se ha hecho presente, hilos visibles para quienes con agudeza observamos, son movidos por la “morbosidad Yanki”, y sus títeres pululan por las calles, se aglomeran en minúsculos grupos, dimensionados mediaticamente, y cual dantesco carnaval se calzan máscaras de todo tipo: de candida, de alegría, ternura, tristezas y hasta dolor; pero como máscaras, al fin al cabo se caen, no pueden ocultar por mucho tiempo el verdadero sentir; odio clasista de quienes se creen superiores, y aún con la máscara puesta cual “Dorian Grey” , no pueden ocultar la maldad que acumulan en su ser; buscan afanosamente “Sangre”, es la excusa perfecta, el detonante para embochinchar el país, sus amos, los que mueven los hilos que ellos creen invisibles, les reclaman por los favores cancelados, es un asqueroso carnaval, donde apócrifos llantos de viejas dan paso a burdas estrategias que sólo muestran el desazón y la angustia de quienes saben que nosotros hombres y mujeres de esta revolución, la vamos a defender hasta con los dientes, y que sus fútiles argumentaciones, no son suficiente para aminorar nuestro tesón. Quienes otrora nos llamaron lumpen, hace mucho tiempo se conducen como tal; sabio el pueblo que dice “cada ladrón juzga por su condición”, será por eso que quienes aducen que tenemos un bozal de arepa “defienden” a ultranza su hamburguesa, es bueno el ejercicio del análisis crítico, entenderán que sus escuetas palabras no convencen a nadie.
Señores de la Oligarquía, aquí hay un pueblo antiimperialista y con dignidad, hombres y mujeres que no le asustan los rictus que aún con máscaras se les ve, no creemos en ustedes y defendemos la revolución porque en ella creemos, rodilla en tierra, no tememos, nos asiste algo que a ustedes les falta, sinceridad e integridad, valentía y amor a nuestra patria y nuestros ideales.