Al revisar y leer los medios noticiosos de Norteamérica, durante la semana pasada, un grandioso episodio de tiranía resalta como el más repugnante para todos aquellos que aprecian las libertades democráticas. El gobierno venezolano, bajo el mando de Hugo Chávez, el “hombre fuerte”, quien se ha rehusado a renovar la concesión de RCTV, para transmitir por 20 años más, debido a que ese medio cometió la temeridad de expresar sus críticas contra el régimen. Es una historia harto conocida.
Y, en este caso, es errada.
Desafortunadamente, la cobertura de la controversia venezolana con RCTV refleja más las deficiencias de nuestros propios medios noticiosos que las de Venezuela. Se demuestra, de nuevo, como en el caso de la invasión a Irak, la forma en que nuestras agencias de noticias se muestran siempre más que dispuestas a apoyar a Washington. En lugar de ser asertivas y reportar la verdad del asunto.
He aquí algunos de los hechos y algo del contexto que los medios han omitido o soterrado:
1. Todas las naciones extienden concesiones a las estaciones de radio y televisión, debido a que el espectro radio eléctrico sólo puede albergar un reducido número de concesionarios –mucho más reducido que la suma de todos aquellos quienes quisieran alcanzar el privilegio de realizar sus transmisiones. En las naciones democráticas, dicha licencia es concedida por un lapso determinado, sujeto a renovación. En los Estados Unidos, este lapso es de ocho años y, en Venezuela, 20 años.
2. Venezuela es una república constitucional. Chávez ha alcanzado abrumadoras victorias, bajo supervisión internacional, que serían envidiadas por casi cualquier líder electo en el mundo,
3. La vasta mayoría de los medios venezolanos no sólo se encuentra en manos privadas, sino que son constitucionalmente protegidos, no censurados y están regidos por la oposición. Los propietarios de RCTV pueden expandir su programación mediante el uso del cable y el satélite, o tomar sus capitales e iniciar un emporio como medio impreso. El disenso agresivo e incompetente vive y goza de buena salud dentro de los principales medios de comunicación venezolanos. Todo ello, una forma inédita para muchas naciones del mundo –incluyendo la nuestra.
Ahora, consideremos los hechos específicos de RCTV, dado que ha apelado ante los órganos competentes para obtener la renovación de su licencia para la transmisión.
Los medios han informado que el Presidente Chávez “acusa a RCTV por haber apoyado un Golpe de Estado” en su contra. Esta es un estilo de distorsionar las noticias: un hecho es reportado como una acusación y, luego, se atribuye a una fuente profusamente desacreditada por la propia prensa. De hecho, RCTV, junto otros canales para la difusión de noticias, desempeñó un rol preponderante en el Golpe de Estado militar, acaecido en abril de 2002, contra el democráticamente electo gobierno venezolano. A menudo, a éste se le ha descrito como el “primer golpe mediático en el mundo”.
En el preludio al Golpe, RCTV instó a la gente a salir a la calle a protestar contra el gobierno y se valió de las noticias falsas para justificar el golpe. Una de las más infames y eficaces falsificaciones consistió en mezclar secuencias de algunos partidarios de Chávez, disparando, desde lo alto de un puente, con escenas de los manifestantes atacados y muertos. Esto daba la impresión que ellos verdaderamente arremetieron contra esta gente, cuando, en realidad, las víctimas se hallaban en predios lejanos. Estas imágenes falsas, aunque horribles, fueron repetidas incesantemente, sirviendo como la más grande excusa para la realización del golpe.
RCTV, luego, prohibió cualquier información a favor del gobierno durante el golpe. El regreso de Chávez, al ejercicio de sus funciones, fue también execrado del espacio noticioso. Más tarde, en el mismo año, RCTV, nuevamente, realizó llamados diarios, por cuenta gotas, a los venezolanos para derrocar al gobierno, durante un paro petrolero nacional.
Si RCTV hubiese estado transmitiendo en los Estados Unidos, su concesión habría sido revocada hace años. De hecho, sus propietarios, igualmente, habrían sido procesados por sus ofensas criminales, incluyendo la traición.
La frecuencia de transmisión de RCTV se ha otorgado a un nuevo canal de acceso público que promete proporcionar una programación creada por miles de productores independientes. Esto constituye un esfuerzo para permitir el acceso a millones de venezolanos quienes otrora enfrentaron la censura gubernamental.
La Administración Bush se opone al gobierno de Chávez por razones que no tienen nada que ver con la democracia. Si esto fuera incierto, todavía existe una larga lista de gobiernos a ser subvertidos o derrocados, antes de aproximarnos al objetivo venezolano. Lamentablemente, nuestra cobertura de prensa ha hecho muy poco para arrojar alguna luz sobre el asunto.
Nuestros noticieros deberían aprender la lección de Irak y contemplar los reclamos de nuestro propio gobierno con el mismo escepticismo que ellos dispensan a los líderes extranjeros. Así, los norteamericanos podrían obtener una visión más precisa del mundo y serían capaces de involucrarse más eficazmente en los asuntos relativos a nuestra política exterior.
[Robert W. Mc Chesney es profesor de Comunicación, en la Universidad de Illinois, en Urbana-Champaign.
Mark Weisbrost es co-director del Centro para la Economía y la Investigación de Políticas, en Washington, D.C. (www.cepr.net).]
Fuente: Portside.org
Traducción:
Rossy Hernández.
http://www.commondreams.org/archive/2007/06/01/1607