Política comunicacional

¿Por qué diablos si este gobierno está empeñado en mostrar los logros de su gestión -pues bastante ha hecho a fin de cuentas- buena parte de los habitantes del país y casi todos los que moran en el exterior creen que Venezuela es un desastre? El problema estriba en la falta de una política comunicacional. No basta con saturar las radios y televisoras, públicas y privadas, con cuñas de transmisión obligatoria. En este aspecto debo reconocer que la calidad de dichos mensajes ha mejorado y, a pesar de su cantidad, la variedad los hace amenos y digeribles.

Tampoco basta con el programa Aló Presidente, por mucha sintonía que tenga, con todo y los "tubazos" o primicias informativas y los novedosos recursos que utiliza. Obviamente las "cadenas" no constituyen la solución, y en algunos casos resultan contraproducentes, amén de ser vistas como un abuso o ventajismo gubernamental. Esta crítica la comparto a medias, sobre todo cuando el tema no es un asunto de Estado, y en particular cuando se hace promoción o proselitismo partidista.

Desde luego no poseo una fórmula mágica para aportarla como solución al problema. Apenas tengo algo de experiencia y el sentido común necesario para afirmar que el Gobierno no aguantaría el resto del período constitucional recibiendo los furibundos ataques diarios de la gran mayoría de los medios privados. Se trata de una guerra de desgaste cuyos efectos se harán sentir inexorablemente.

Así pues, lo inteligente consiste en resolver el problema ahora y no cuando el daño sea irreversible. En mi opinión, Globovisión y otros medios audiovisuales e impresostan recalcitrantes como dicho canal, conspiran de manera concertada para que el presidente Chávez no logre completar el mandato constitucional.

Sólo un gobierno con vocación suicida puede tolerar dicha circunstancia. Lo absurdo es que existen leyes que, de aplicarse, empezarían a componer las cosas. Además se requieren acciones complementarias, no necesariamente punitivas, cuyos efectos se harían sentir a corto plazo.

Si desea oír consejos, al Presidente le sobran buenos asesores. Ahí tiene a JVR y Eleazar Díaz Rangel, para empezar.

augusther@cantv.net


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Augusto Hernández


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