Estamos enfilados hacia la Copa América, el evento deportivo de mayor rango que se haya celebrado en Venezuela y el más antiguo torneo internacional de fútbol.
Vincular la Copa América con los intríngulis de la política doméstica constituye una majadería de marca mayor.
Nuestro equipo, la Vinotinto, no se identifica con ningún sector partidista y es un icono que ha permanecido incontaminado, despertando entusiasmo o apoyo entre hinchas del gobierno y de la oposición.
Sin embargo está visto que la torpeza sectaria de los opositores recalcitrantes, aquellos empeñados en el golpe continuado e incapaces de cejar en sus actitudes conspirativas, es más fuerte que el orgullo de ser venezolanos. Por lo visto el honor de ser el país anfitrión no basta para decretar una tregua a favor de nuestros huéspedes.
Los directivos internacionales de la Copa han manifestado sorpresa ante la agresividad de ciertos periodistas criollos que se empeñan en sacarles comentarios poco edificantes sobre nuestro país, haciendo ver que no estamos preparados para la celebración del evento.
Los medios privados han soslayado o ignorado deliberadamente casi todas las informaciones sobre el inmenso y exitoso esfuerzo del Gobierno nacional para tener a punto la compleja infraestructura. El caso del viaducto de la autopista Caracas-La Guaira es un ejemplo. Su conclusión en tiempo récord ha sido poco menos que ocultada al público venezolano.
Ahora, cuando todo hace ver que la Copa América será un éxito, algunos, desesperados, apelan a un recurso por demás perverso.
Hace poco escuché al "moderador" de un programa nocturno de Globovisión dándole casquillo a un dirigente universitario. "¡Bueno, y ahora qué van a hacer! ¿Se van a dormir en los laureles o van a aprovechar los partidos de fútbol para protestar en los estadios?".
Algunos tienen la pretensión de utilizar la teleaudiencia de millones de espectadores en todo el continente para proyectar la imagen distorsionada de un país inmerso en un despelote incontrolable.
Le corresponde al comandante Chávez demostrar que guerra avisada no mata soldado y si lo mata será por descuidado.
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