La lengua es castigo del cuerpo.
Durante todos estos años de gobierno bolivariano, la oposición ha venido acusando al presidente Chávez de querer amordazar la libertad de expresión, de cerrar medios de comunicación y de amenazar periodistas.
Y, vaya sorpresa, es precisamente desde la oposición que se han venido concretando hechos atentatorios contra la democracia y el derecho a informar y estar informado. Un golpe de Estado, un paro golpista, de cierre de Venezolana de Televisión anunciado por Enrique Mendoza durante la carmonada y, recientemente, el “peñonazo” del alcalde mayor, Alfredo Peña, contra Catia TV, forman parte del prontuario exhibido por quienes día a día gimen en los medios impresos y audiovisuales por la supuesta falta de garantías para el ejercicio del periodismo.
No sólo es increíble que sea la oposición la que cierra medios de comunicación.
También es paradójico que se haya producido en Venezuela un caso de mala praxis médica contra la libertad de expresión.
Es imposible calificar de otro modo la acción emprendida por el doctor Pedro Aristimuño, director de Salud de la Alcaldía Metropolitana, al ordenar la retención indebida de los equipos de Catia TV y al provocar el cese de las transmisiones de este medio comunitario. Tal fue la gravedad de semejante mala praxis que la primera reacción del alcalde Peña fue decir que él no sabía que Catia TV funcionaba en las instalaciones del Hospital de Lídice. Sospechamos más bien que el alcalde y periodista Peña no sabía siquiera de la existencia de ese centro hospitalario, a decir de la inexistente gestión de quien fue electo para un cargo que le quedó gigante.
Ahora que se ha consumado ese atropello contra la libertad de expresión, es bien oportuna la ocasión para que se manifiesten la Sociedad Interamericana de Prensa, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la Iglesia, la junta directiva de Colegio Nacional de Periodistas, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa, los representantes diplomáticos de países acostumbrados a hurgar a discreción en los asuntos internos de Venezuela, el Bloque de Prensa Venezolano, las cámaras de televisión y los diputados de oposición ansiosos de ganar centimetraje y pantalla en temas relacionados con los medios de comunicación.
Ahora que un raudo y veloz peñonazo sacó del aire a Catia TV, me gustaría ver a José Miguel Vivancos, de Human Rights Watch, darse un paseíto por aquí. Hasta los Médicos Sin Fronteras deberían aparecerse en Lídice para condenar la acción del galeno que asfixió a un medio comunitario.
El pasado lunes en Globovisión, Fausto Masó calificaba de inoportuna la decisión de cerrar Catia TV y alertaba sobre el hecho de que el chavismo utilizará esta medida para hacer campaña contra la oposición.
No esperará el colega que nos unamosal coro de quienes hasta ahora sólo balbucean frases incoherentes para justificar el atropello cometido, o simplemente guarden silencio. En verdad, amigo Fausto, el cierre de Catia TV muestra quién es quién en materia de libertad de expresión. Y se trata de reincidentes. No olvidemos que el alcalde Peña tiene en su haber particular el despido de un grupo de periodistas de El Nacional que en 1992 promovió un paro de la prensa en demanda de la restitución de las garantías constitucionales, durante el segundo mandato de Carlos Andrés Pérez.
Importante paso
La reciente elección de la nueva dirigencia del Movimiento Quinta República es un importante paso en el proceso político y social que vive Venezuela. Una fuerza como el MVR, que nació en medio de una coyuntura electoral, y que logró convertirse en una organización partidista de grandes dimensiones, necesitaba de una experiencia democrática interna como la que se llevó a cabo. Al final, los delegados, representantes de la base emeverrista, escogieron a un equipo que no dudo en calificar de primera, y que necesariamente deberá estar a la altura del compromiso que tiene por delante.
También mi felicitación a Eustoquio Contreras, William Mundaraín y Manuel Sierra, nuevos presidente, secretario general y secretario de organización, respectivamente, del Movimiento Electoral del Pueblo, electos en la reciente convención del partido fundado por el maestro Prieto y el aún activo luchador social Jesús Angel Paz Galarraga. •