Hasta el más despistado de los venezolanos puede constatar que ciertos canales de televisión transmiten noticias de terror, consistentes en desacreditar todos y cada uno de los actos del Gobierno y destacar situaciones abyectas o miserables que sufren algunos compatriotas.
Ello es posible en cualquier país donde exista la más absoluta libertad de expresión, cosa que, por cierto, no sucede en ninguna nación del planeta, pues los demás gobiernos no son masoquistas.
Ocurre, por otra parte, que la inmensa mayoría de las estaciones de televisión pertenecen a conglomerados transnacionales, oligopolios que abarcan radio, TV, prensa, disqueras, agencias publicitarias, equipos deportivos y paremos de contar.
Sus gerentes determinan lo que se informa y lo que no se debe mencionar bajo ninguna circunstancia. Por ejemplo, los soldados que regresan de Irak cargados de medallas constituyen un espectáculo que exalta el patriotismo gringo. Lo que no se puede reportar son los cadáveres y los heridos graves que arriban a bases militares vedadas a la prensa.
En México, España, Rusia o Japón las autoridades de telecomunicaciones prohíben la transmisión de mensajes que inciten a delinquir o promuevan la subversión, alentando a derrocar al gobierno constitucional. Quien lo haga es sancionado de inmediato con medidas que van desde el cierre del canal hasta la prisión para sus directivos. Lo mismo priva para quienes alientan el odio entre países vecinos, sembrando desinformación y noticias falsas.
En Venezuela impera el libertinaje informativo sin mayores consecuencias. Cuando Rctv cesó las transmisiones por señal abierta se creyó que no seguiría promoviendo la desestabilización, pero no contaban con la televisión por cable o por satélite. Ahora es un canal "internacional" que se inmiscuye en la política interna del país y ni siquiera transmite las cadenas oficiales.
En cuanto a Globovisión, esta estación capitalina utiliza a DirecTV y los sistemas de cable para conspirar a escala nacional sin que nadie diga ni ñe.
En ambos casos, Rctv y Globovisión, promueven el golpe mientras el gobierno les facilita licencias para conspirar.
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