Ahora la cosa es a la cañona. Hace rato que se perdieron las formas, pero el episodio del pasado lunes 15 de octubre seguramente marcará un hito. Han llegado al paroxismo de la conducta delictual, en una televisora que hace rato dejo de ser informativa, para convertirse en el último reducto del golpismo y el fascismo más ramplón y descarado.
Ya no se trata de amoldar el hecho noticioso a su muy peculiar línea editorial, mediante viejas tácticas de ocultamiento, sobredimensionamiento o falseamiento de la realidad. Ahora, se diseña un guión desde la Alta Florida y se coloca como actores principales a los propios “reporteros” del adefesio informativo.
Durante la entrega del informe sobre la reforma constitucional, que se llevó a cabo en el Teatro Teresa Carreño, se dispusieron dos reporteras, léase bien no una sino dos reporteras para la cobertura de un hecho trascendente, pero que no hubiera suscitado mayor interés para ése canal, de no ser porque había un plan preconcebido. Una de las “periodistas” estuvo todo el tiempo adentro del recinto y la otra estratégicamente apostada en la entrada, esperando deliberadamente la llegada triunfal de Goiko con un puñado más de estudiantes burgueses y dos actrices, cuyo único fin era provocar y buscar violencia, para luego salir de acusetas contra las “hordas chavistas”.
Hasta ahí todo bien nada nuevo bajo el sol. Ha sido el modus operandi de esta descarriada oposición durante los últimos 9 años. No paran de darse cabezazos contra la misma pared y parece que seguirán haciéndolo ad infinitum.
Sólo que ahora han refrescado los actores, en primer plano aparecen unos estudiantes aburguesados e idiotizados, con una mampara de mises y actrices llenas de silicona y con su respectivo adoctrinamiento de marketing publicitario. Ellos (los estudiantes y las actrices) ahora toman el testigo que dejaron las doñitas fashion clase alta, los militares gorilas de Plaza Altamira, la cúpula de Fedecámaras, la hipócrita jerarquía eclesiástica y la corrupta dirigencia cetevista. Sólo que ahora el elemento novedoso es que las reporteras de Globoinfección no sólo saben quién y cuándo entrara en escena mediática a despotricar del rrrrrrrégimen, sino que ellas mismas (Diana Caro y Betty Adrian) se las ingenian para hacer el micrófono a un lado y entromparse con la fuente en vivo y a punta de gritos, empujones y mordiscos, como cualquier disociado más.
Las venas se les prensan los ojos se les desorbitan y le dejan bien claro al televidente que ellas son dos castas palomitas equilibradas, que están en su apostolado por la búsqueda de la verdad, para que usted desprevenido receptor pueda estar bien “informado”.
El bonus track de esta pantomima es que unos minutos luego ambas “periodistas” aparecen en el programa de ese prócer que ya fue ascendido de mata curas a mata papas, para rumiar con el “Ciudadano” y la gorda urraca sus cuitas por el atropello sufrido.
Con cara de vacas tristes y maltratadas ambas brujas jóvenes siguen dando rienda suelta a su protagonismo con la bruja vieja y el mata papas. Entretanto, el burro del Zulia vuelve a rebuznar, esta vez desde lo hace más duro y desde el Norte, donde su amo gringo le da melaza, le soba el lomo y le dicta la cartilla. Después de su paseo por la tierra de Tom Sawyer, el burro nos dice que hay que leer, sí con la jeta llena de paja balbucea nos increpa a leer y reflexionar más, ¡Ajá! el mismo burro, ése que nos advierte que no se le puede pedir peras al horno, que deja bien claro que no se deja encantar con cantos de ballena y que nos explicó en estos días que “Montesquiu” no fue un filósofo francés de fines del siglo XVII y comienzos del XVIII, sino que vivió 500 años antes Cristo junto a Fidias y Pericles para “establecer bien clarito la democracia”; ahora nos manda a leer más. ¡O sea!, son demasiadas emociones juntas, demasiada perla junta. Carajo, éstos tipos nos quieren matar, pero de la risa.
Sin embargo, no perdamos de vista que la ofensiva ha comenzado nuevamente, están un poco mermados pero no hay que subestimarlos. Ahora más que nunca se impone la unidad y la conciencia revolucionaria. Vamos resteados con el Sí, a vencerlos en las urnas una vez más. Recuerda que ahora frijolito es Globoinfección.