Los días se han encargado de ir aclarando hacia donde apuntan los objetivos de un grupo de ciudadanos civiles y militares comprometidos en planes conspirativos contra el actual Gobierno y contra el orden constitucional, y esos planes han estado descaradamente adornados, si cabe el término, con un lenguaje francamente terrorista, tal y como quedó evidenciado con el video presentado a los medios de comunicación social, en el cual aparecen unos cuantos encapuchados formulando macabros llamados a la violencia y a la muerte.
Lo grave es que quien presenta el video a la prensa, una periodistaeditora, quedó penosamente al descubierto por la vía ortodoxa de dos grabaciones telefónicas en las cuales se establece, sin margen para la duda, que la referida ciudadana engañó a la opinión pública al atribuirse una exclusiva que ella misma contribuyó a fabricar. Es, guardando las distancias, como si un reportero de sucesos cometiera un crimen y luego "tubea" a sus colegas con las fotos y los detalles más ocultos sobre el hecho.
Gracias a actos truculentos como estos, se genera un innecesario e inconveniente clima de tensión social y de rumores que de buenas a primeras incrementaron las ventas de las grandes cadenas de supermercados y sirvieron además de caldo de cultivo para que los analistas s u p u e s t a m e n t e más rigurosos aumentaran sus declives pronosticando los peores escenarios para nuestro país. No sabemos si el videomontaje fue una ocurrencia aislada de la periodista y de un grupo de actores civiles junto a un oficial ya identificado o si por el contrario forma parte de una estrategia de manipulación informativa planificada por los dueños del circo golpista. Cualquiera sea el origen de la susodicha farsa hay un primer y gran afectado por todo esto.
El periodismo venezolano. Y por ninguna parte los gremios de la prensa, CNP o SNTP, se pronuncian contra esta inaceptable burla a la opinion pública.
Tanto silencio avergüenza, o al menos confunde...
La libertad de expresión e información, lamentablemente, están siendo deliberadamente confundidas con libertad de manipulación, con libertad para mentir y con libertad para conspirar. Y si al Gobierno o al Poder Judicial se le ocurre investigar los hechos y tomar las medidas que la ley indican, entonces estamos de nuevo frente a un abuso de poder, frente a una amenaza a los medios y frente a un régimen "totalitario". Lo que constituye un verdadero abuso contra la buena fe de los usuarios de los medios de comunicación social están siendo presentado hoy por los tontos útiles del golpismo como una supuesta hazaña. Estamos ante una hora triste para el periodismo venezolano.
Qué pena con esa señora.