Las informaciones que analizan el tema venezolano tienen sólo una arista. No se concibe en las publicaciones, en los informativos televisivos o en los cables de las agencias internacionales, más que una versión parcializada donde no se muestran logros económicos o sociales. Solo se hace hincapié en dificultades reales o imaginarias, tratando de crear la imagen de un proceso desgastado. Tanto sus notas o editoriales, como los interlocutores consultados, responden a una sola visión segmentada del proceso político y social venezolano.
Las principales pautas empleadas en esta campaña mediática han sido “el maletín” (decomisado en Argentina) y las supuestas implicancias de Venezuela y Ecuador con la guerrilla colombiana (en documentos de computadoras supuestamente pertenecientes a las FARC, cuya información es de dudosa credibilidad). Pese a la afirmación del gobierno colombiano de que son avaladas por INTERPOL, este organismo en su informe dejó entrever que antes de su análisis, las mismas habían sido manipuladas por las autoridades colombianas.
La prensa privada internacional solo reproduce la información que interesa a su campaña mediática.
La información en un mundo unipolar solo defiende los intereses trasnacionales
La pregunta es “a quien responden los medios privados”. ¿Cómo se concibe la multiplicación de una noticia en solo instantes de producirse los hechos, muchas veces curiosamente o intencionalmente? ¿Como logran estar en los lugares y momentos precisos dónde se producen los hechos?
La respuesta a esa realidad, es la concentración de los medios privados en grupos trasnacionales, con acuerdos comerciales con grupos de prensa locales, que monopolizan y generan la información.
La matriz informativa surge de los grupos del poder económico, encabezados por el gobierno de los EEUU. Estos centros de poder armaron la campaña contra Irak, bajo el pretexto de la existencia de armas químicas o de destrucción masiva, aunque había sido negada su existencia por esa Nación y la ONU.
Pero la multiplicación de una mentira, permitió crear una agresión militar, con la consecuencia de miles de muertos y un país destruido en su economía y sociedad.
Los culpables de la agresión fueron los EE.UU., Inglaterra y España, en flagrante violación a los acuerdos de la ONU de no invadir a Irak, pero también fueron cómplices principales los medios privados, que apoyaron los intereses del aparato belicista de la doctrina Bush. Estos medios de prensa articularon una imagen internacional sobre el grave peligro para la humanidad que significaba “Irak”, tal como ahora intentar armar la imagen de un Irán agresor atómico y de una Venezuela penetrada por el narcotráfico y en acuerdo con las FARC.
Los intentos de vincular al gobierno venezolano con la guerrilla
Para crear su matriz sobre el gobierno del presidente Hugo Chávez, usaron en principio la buena voluntad del mandatario venezolano en los acuerdos humanitarios, a solicitud del presidente Uribe de Colombia. Pensando que Chávez se iba empantanar sin salida con las FARC, al lograr la primera liberación de rehenes, comenzaron a desacreditarlo y a comenzar a vincularlo con la guerrilla. Al recobrar su libertad el segundo grupo de prisioneros, el mantener y agudizar estos ataques a través de voceros del gobierno colombiano y “filtraciones” a los medios, puso en duda los sinceros deseos de Uribe sobre estos acuerdos y la paz.
Los medios trataron de opacar el éxito de estas gestiones, la misma prensa de Venezuela obviaba estas negociaciones y apostaba a su fracaso, pero luego se sumaron a las “nuevas evidencias” del computador, usadas para tratar de opacar la masacre en territorio ecuatoriano. El mismo Secretario de la OEA Inzulsa, desconfió siempre y lo hizo público, de la información suministrada a la prensa.
Con mucho bombo y platillo se entregaban las informaciones del misterioso computador, llamativamente se hizo publico sus archivos, sin una investigación minuciosa, el famoso jefe de la policía Gral. Santos, hablaba con un conocimiento, como si leyera su propio libreto. Posteriormente ante tantas dudas se llamó a la NTERPOL, para que corroborara la famosa historia, pero el informe de la agencia internacional de policía solo dejo entrever de la existencia de 3 computadoras y que los mismos habían sido “manipulados”, y tampoco pudo afirmar con pruebas su existencia en el momento de la agresión a Ecuador.
El peligroso manejo de las noticias en su ataque al proceso bolivariano
En las páginas de varios medios internacionales, como El País de España, El Tiempo de Bogota, Radio Caracol, El País de Uruguay, El Mercurio de Chile y CNN existen espacios destinados a políticos de la oposición venezolana, y a obscuros periodistas como Patricia Poleo y Nelson Bocaranda, entre otros. Se dedican a desinformar y mentir sobre la realidad venezolana, inventando desde encuestas dirigidas solo a sectores de la oposición y creando una suerte de división del chavismo, buscando el desprestigio y no credibilidad del presidente Chávez.
Ahora apoyan a toda esta suerte de leguleyos de la prensa la tesis de los vínculos con las FARC, así como la presencia de narcotraficantes en Venezuela, tratando de opacar el trabajo de la lucha contra el narcotráfico del gobierno bolivariano, por el cual se han decomisado más de 2,5 toneladas de estupefacientes en dos años. Mientras que estos medios arrecian su campaña mentirosa contra el gobierno del presidente Chávez, aplauden a Uribe y a Bush por su defensa de la “democracia”, obviando que Colombia y EEUU, son lo principales países narcotraficantes del mundo.
Ambos han agredido el derecho internacional al invadir otras naciones, y han sido denunciados en foros internacionales como consecuentes violadores de los derechos humanos, amparados en el “Acta Patriota” y la “Seguridad Democrática”.
Esta realidad de la desinformación, se ha vuelto un arte al servicio del mundo unipolar. En la búsqueda de alternativas periodísticas a este frente hegemónico, surge la comunicación alternativa como el vehículo de una nueva manera de comunicar, al servicio de los pueblos y naciones independientes del neoliberalismo.
diegojolivera@gmail.com