Cuernos al rey: ¿Causa del presunto fracaso de nuestra política comunicacional?

“No quiero levantar mi frente, y ver sobre mi cabeza un bosque de cuernos”

La Mandrágora (Nicolás Maquiavelo- Siglo XVI)

 
 

No tengo seguridad que la víctima hubiese sido   Luís XVI o alguno  de sus ministros, lo cierto es que uno de ellos, al verse traicionado por su esposa, a “manos” de uno de sus edecanes, mandó a destruir el sofá donde plácidamente hacían el amor, bajo la “genial” premisa,  que con esa   solución, su mujer dejaría de serle infiel ¿Realmente era culpable el sofá de su majestad, de  semejante  carantoña palaciega?

Esta anécdota, es a propósito de las decisiones tomadas, sobre la base de diagnósticos sustentados en concepciones ideológicas que no se corresponden con un enfoque objetivo  que analice e interprete científica y radicalmente,  la realidad del sistema capitalista en que vivimos. Voluntaria o no, la metodología que se  maneja es la que corresponde al pensamiento neoliberal, la cual se caracteriza por fraccionar la realidad y tomar el rábano por las hojas. Estos confunden causas con efectos. Las soluciones suelen ser contrarias a la  verdad,  la justicia y a resultados efectivos.

Esta inocente omisión/equivocación de una parte de funcionarios y de connotados comunicadores sociales, es lo que ha generado una matriz de opinión en las mayorías que apoyamos la esencia de este proceso de cambio, donde se ha hecho creer, que los monigotes gerentes de los medios de comunicación en cualquier parte del mundo, son los principales  culpables de la distorsión de la opinión pública y en consecuencia, su eliminación desvinculada del contexto de la estructura capitalista imperante, será suficiente para que florezcan las ideas revolucionarias.

La irreverencia que acompaña nuestra opinión, la discutiremos considerando algunas de las expresiones que a modo de cartilla, se repiten a diario en los medios de comunicación nuestros:

Opinión Pública: Esta expresión encierra el impacto que se genera en una importante porción de la población sobre la base de un rumor, información o difusión de ideas, historias, cuentos, fábulas y cualquier mensaje que llegue por cualquier órgano de los sentidos al público receptor. Por lo tanto, según esta opinión, el fenómeno a eliminar, es lo que se haya dicho equivocadamente y a quienes se encargan de difundir dichos mensajes, es decir, no les parece interesante ni necesario  examinar a fondo que intereses y quienes están detrás de los rumores y demás mensajes que llegan al público usuario. Su método subjetivista no les permite ir a las raíces del problema. ¿Es la opinión pública el estado de conciencia de la gente en un momento determinado, y se cambiaría  solo con eliminar a los chismosos que eventualmente propagan las noticias y creencias malsanas?  

¿Cuáles son las  causas que generan la inclinación de la gente por determinadas ideologías, creencias religiosas y políticas?  

Sinteticemos: necesidad de gobernar y obtener poder en función de lograr bienestar colectivo, individual, grupal o algo similar, según la formación ideológica de los sujetos activos. En el caso del capitalismo, los que desean acceder al gobierno y al poder, se proponen poseer y acumular riquezas  que les permitan controlar los diversos centros de poder, ya sean estos de carácter público como privados. Los líderes y dirigentes, no importa su rango, están claros que con la posesión de los medios de producción y su conducción (gobierno), tienen altas posibilidades de obtener el poder (Autonomía  predominante en la toma de decisiones), no sólo privado, sino que esta vía les permite acceder al gobierno y al control del poder que se ejerce desde el Estado, de allí que una de su labores, es aupar líderes civiles y militares que influyan decisivamente en la conducción del Estado. En otras palabras, el sector privado capitalista e imperialista, es el que comanda y por ende tiene el poder, salvo que realmente se convierta en un sector carente de poder en la sociedad.

Políticos, diplomáticos, dueños de los medios de comunicación social, la  cúpula religiosa y militar, son generalmente en el sistema capitalista, un instrumento del gran capital, aunque sin dejar de reconocer que algunos de estos han logrado acumular grandes fortunas que los hacen formar parte de la clase empresarial dominante. Esta afirmación no niega que existen excepciones honrosas, que no deben soslayarse.  

La situación comunicacional, podemos graficarla en tres grandes segmentos:  

  • Los anunciantes: integrados por los propietarios de  grandes porciones de poder económico y político, razón por la cual utilizan a intelectuales, mercaderes de la comunicación  y a otros comerciantes para que difundan las ideas que confirmen sus políticas y su poder. Los anunciantes disponen de grandes capitales privados o de origen público para financiar a los dueños de los medios  y a sus asociados. Todas las cuñas, avisos y mensajes en general deben estar en sintonía con sus intereses, de otra manera dejan de comprar los espacios televisivos, radioeléctricos, de prensa y otros medios donde generalmente difunden sus ideas. La raíz del  problema se origina en las necesidades que tienen unas minorías mafiosas en llegar a la gente, y convertirla mayoritariamente, en dócil instrumento de sus deseos y expectativas: venta de productos, servicios e ideología parcializada.
 

Queda claro que quienes financian las campañas electorales y la  producción comunicacional, son los dueños del capital y las mafias asociadas a estos. En otras palabras, los anunciantes son los que ponen las condiciones para que los medios transmitan sus cuñas y mensajes ideológicos que deben estar en sintonía con sus intereses económicos y financieros. Creer que son los medios los que le imponen al gran capital nacional y transnacional la línea editorial es una ingenuidad o sencillamente una falsificación de la realidad dentro del mundo capitalista. Lo anterior, no niega que hay medios de comunicación inmensamente poderosos económicamente.  

Aunque hay miles de ejemplos que confirman la tesis que acabamos de plantear, basta recordar lo sucedido hace tres décadas al Diario El Nacional (Dirigido por Miguel Otero Silva), donde la empresa Sears (USA), que mantenía una campaña engañosa, fue cuestionada por sus trabajadores, logrando que en las páginas de dicho periódico, también el factor trabajo pudiese denunciar la  explotación a la que eran sometidos. Los empresarios reaccionaron y  le retiraron los avisos comerciales, momento a partir del cual, dicho medio se quedó sin financiamiento de la mayoría de los anunciantes privados, empujando al periódico casi a la quiebra. Esta breve anécdota, pone de manifiesto, que no son los medios los que controlan per se la opinión pública, sino sus mandantes financistas. ¿Es muy difícil entender esta situación? o ¿Es que la prudencia o el miedo al verdadero lobo feroz,  nos inhibe a plantear las cosas como son y hacer propuestas que vayan en la dirección correcta? 

  • Los medios de comunicación y asociados: Son los instrumentos usados por los anunciantes para divulgar ideas, políticas,  creencias y valores a su servicio. Estos son bien pagados y se esmeran en producir y difundir los mensajes que le financian   sus mandantes, los cuales pueden ser visuales, audiovisuales y escritos. Lo esencial, es que los dueños de los medios y asociados, deben ser fieles en gran medida a los deseos y aspiraciones de los anunciantes, motivo por  el cual, el personal e invitados,  deben ser rigurosamente seleccionados, dependiendo a los papeles que les toque cumplir. Otro elemento clave  de los medios, es el estudio minucioso del universo de posibles usuarios o público “consumidor de sus productos”, lo que en términos amplios pudiese llamarse audiencia.

      Los sectores privados invierten mucho  dinero en estrategias comunicacionales y publicitarias, razón que los acompaña en su empeño por lograr transmisiones que capten el mayor interés, atención, comprensión y fidelidad cautiva a quienes están dirigidos los mensajes. Sería necio negar, que los dueños de los medios, no  aspiran a posiciones políticas importantes, sin embargo, todos estos sueños,   llegan a surtir efecto, hasta el momento que los anunciantes les corten el financiamiento. Basta que el medio se rebele contra el capitalista que los manda, para que la fiesta termine…             

    • La Audiencia: Es el receptor o interlocutor de una determinada transmisión de información, imágenes, escritos y acciones similares. La  actividad de los medios de comunicación está dirigida  a la audiencia. Mientras más amplia esta  sea,  mayor crecerá la expectativa por lograr eficiencia y efectividad. La audiencia es  preparada para se convierta en opinión pública afecta a los  intereses de los anunciantes.

            La falla fundamental de nuestros productores de comunicación (Bolivarianos y/o chavistas), es darle muy poca importancia a la cobertura poblacional que escucha sus mensajes. Piensan que el sólo hecho de tener 4 a 5 plantas televisoras y unas 20 emisoras de radio, es suficiente para interesar y comprometer a la gente con los múltiples mensajes que se transmiten. El ejercicio del gobierno y del proceso de cambio, es tan exigente, que demanda de unos medios con una gran cobertura y fiel audiencia.  

        La realidad es que, ni los propios votantes a favor del Presidente, nos dedicamos a sintonizar las emisoras de contenido progresista y revolucionario, por el contrario, de cada 100 taxistas, apenas unos 10 escuchan las radios nuestras, de cada 100 amas de casa, 85 se dedican a ver novelas y programas que no añaden ningún valor socialista. En las clínicas, hoteles,  almacenes, tiendas y otros sitios del sector   privado, nuestros canales bolivarianos, brillan por su ausencia, casi igual sucede en los aeropuertos y oficinas del Estado Venezolano, incluyendo el Aeropuerto Simón Bolívar de Maiquetía. La situación llega al colmo, que hasta en algunos establecimientos Militares, se ven más los canales privados de la oposición contrarrevolucionaria, que los medios bolivarianos. En  las zonas fronterizas, el predominio de la radio y T.V. es colombiano y de los sectores privados venezolanos. Hace pocos, días en San Antonio del Táchira le pregunté a una trabajadora venezolana de una tienda su opinión sobre las bases militares de USA  en Colombia. Su respuesta fue: “Esos guerrilleros donde quiera andan estableciendo bases militares para jodernos”. Las declaraciones de la Diputada Iris Varela enel Diario VEA sobre la penetración casi absoluta de las emisoras colombianas en nuestras fronteras, es un signo evidente de lo que aquí se afirma.  Lo único que parece salvar (Parcialmente) la débil comunicación, es el Aló Presidente, las cadenas oficiales y algunos trabajos escritos en el Diario Vea y Aporrea ¿Se hace una efectiva y permanente medición de la audiencia a nivel nacional?  

        Dejemos bien claro lo siguiente: primero se conforman la audiencia, los lectores, receptores y en general gente interactuante, y consecuencia de cómo la gente perciba lo que lee, ve y escucha, así surgirá una tendencia mayoritaria denominada  opinión pública, la cual no necesariamente siempre va por el camino correcto.  

        Conferencistas (Escuálidos y de la derecha endógena), subrayan que la opinión pública fue la causante que USA perdiera la guerra en Vietnam, sin profundizar que este no es un buen ejemplo, toda vez que si  bien es sabido, que cuando una causa no es justa, tarde o temprano se derrumba. Da la impresión como si subconscientemente se tratara de minimizar la heroica  proeza del pueblo vietnamita.

          Es importante resaltar, que en general, la programación bolivariana, es bastante aceptable, el problema es que casi nadie se ha atrevido a lanzar caramelos que atraigan a la mayoría de la población joven como audiencia permanente, mientras que el adversario, con mediocres señuelos  los arrastra como abeja al panal.  

          Además de la correlación desproporcionada de medios a favor del latifundio mediático, debemos sumar la escasa audiencia, lo cual parece no importar a los conferencistas de oficio que a diario tocan el tema ¿Es una omisión deliberada o es falta de interés para observar lo que está pasando en el país? Es indudable que si este elemento no cuenta dentro su diagnóstico, mucho menos será considerado como base para generar soluciones ¿Recuerdas las excelentes propuestas para modificar la Constitución en  el año 2007? ¿Por qué casi se pierde el referéndum? ¿Cómo se explica que un grupo de gánsteres de la oposición lograron recuperar posiciones en importantes regiones del país? No basta producir programas y propuestas excelentes, es necesario cautivar a las grandes masas para que lean, vean y escuchen lo que se les plantea con sinceridad y patriotismo. ¿Es que la capacidad de creación e innovación nos está vetada? ¿Por qué a estas alturas no nos hemos dado cuenta que la mayoría de los fondos musicales de nuestra T.V. son obsoletos y no cónsonos con los mensajes revolucionarios? 

          Con relación a la  “tesis estelar”, en el sentido,    que los medios  han sustituido a los partidos políticos, basta decir, que en un sistema dominado por el capital, no importa si es mandinga o Lucifer quien representa  los intereses de la oligarquía, es decir, tanto medios como los partidos  neoliberales juegan un mismo rol: sostener al sistema de explotación. En este sentido, la discusión y la generación de soluciones para conducir al país al socialismo no debe llevarse a polémicas que no agregan  valor esencial al problema objeto de examen ¿Se nos olvida a caso que la oligarquía local o imperial, en todas sus épocas ha creado e impulsado diversas palancas para lograr sus fines de dominación? La tesis de que “La oposición todavía no ha entendido el problema comunicacional”, es otra falacia imperdonable. Claro que la ha entendido, hasta el extremo, que no teniendo  argumentos sustentables, por medio de una propaganda engañosa, manipuladora de necesidades y sentimientos, ha logrado casi igual cantidad votos, que las propuestas y acciones de justicia social generadas por el proyecto de cambio bolivariano y socialista. Parece ser, que quienes no hemos entendido la importancia de la difusión correcta de ideas y políticas revolucionarias, hemos sido nosotros. Camaradas no se trata de “convencer a la opinión pública” como dijo una bella  y simpática dirigente del PSUV, sino más bien, ayudar a la gente, con teoría y con acción, a que sea ella misma la que internalice el camino del triunfo revolucionario  socialista. 

          Veamos muy brevemente, las soluciones al problema planteado: 

          Solución de dudoso  contenido revolucionario: Se limita a plantear  la necesidad de  mejorar las leyes para que la contrarrevolución se asuste y no agreda tanto al pueblo y como complemento proponen sanciones severas a los directores, productores y redactores que trabajan en los medios. Aquellas concesiones que se venzan también pudiesen dar lugar a terminar la actividad de los medios. Lógicamente que la calumnia y otras manipulaciones por parte de periodistas, presentadores y reporteros también pudiesen ser objeto de sanción. Aunque las medidas lucen bien, cabría preguntar: ¿Realmente estas soluciones atacan de raíz del terrorismo y la manipulación ideológica y política permanente que difunden los medios? ¿Es que acaso, la derecha endógena desconoce que el enemigo principal son las grandes corporaciones que financian la producción y las operaciones de los grandes medios?  
           

          ¿Que se propone desde el lado revolucionario? 

        • Considerar a los medios financiados por el sector privado nacional y transnacional, como los grandes instrumentos para el ataque ideológico, político y económico de las citadas corporaciones. 
        • Desarrollar un conjunto de leyes y mecanismos de carácter económicos que permitan debilitar las inmensas riquezas poseídas por los anunciantes. Mientras el gran capital siga fortalecido,  a este le bastará con fundar otro medio de comunicación, en caso que el Estado y la sociedad le sancionen o eliminen los ya existentes: a) Menos contratos de bienes y servicios para los financistas del terrorismo mediático b) Modificar la Ley de I.S.L.R. para que las medianas y grandes corporaciones dejen de pagar la miseria que hasta ahora siguen tributando (La tasa efectiva no llega al 10 %) c) Crear los impuestos que sean necesarios para reforzar  la producción de medios alternativos y de largo alcance patriótico   e) Hacer solidariamente responsables tanto  a los anunciantes como a los intermediarios en las operaciones publicitarias y de propaganda, cada vez que surjan hechos sancionados como delictivos (El que financia un delito debe ir preso).
        • Cierre intermitente, es decir, por una semana  y hasta tres meses.  Esta es una medida que pondría a los mafiosos, contra las cuerdas, toda vez que esto les afecta sus programas de mercadeo y ventas. Adicional, se  generarían contradicciones importantes entre anunciantes y  los medios. Recordemos que en la IV República, a la izquierda le estaba vetada para acceder a la radio, prensa y T.V. salvo en  muy contadas ocasiones.
        • Aplicar cualquier otra medida que limite tanto a los medios de comunicación cartelizados políticamente, tanto desde el ángulo  interno como  internacional. La única restricción para establecer sanciones y limitaciones es que el medio   informe, con objetividad y difunda la verdad venga de donde viniere.
         

          En síntesis,  lo que se ha querido transmitir, es que no  busquemos las llaves extraviadas, en el sitio equivocado, como en el cuento sufí   de  Nasrudín, es necesario y urgente que diagnostiquemos cada situación en su justo lugar y oportunidad, facilitando apuntar hacia soluciones concretas y óptimas. No hagamos como aquel rey, que mandó a destruir el sofá,  donde plácidamente, la reina disfrutaba de los amoríos de su querido  mancebo, pensando que con esta solución salvaría su matrimonio. Por favor, es hora, que seamos más serios y objetivos en función de generar soluciones cónsonas con la posición revolucionaria que demanda un proyecto que debería ir en los próximos años,  rumbo al socialismo. 
           

          Yovic01@cantv.net/gmail.com  
           


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Yolí J. Núñez O.


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