Opositor, seguro que con esto te alegras: Hugo Chávez habla de un ataque más directo desde los EE.UU. y Colombia, su cabeza de playa en Suramérica; pero ocurre que si hay una invasión es bueno que te asegures que los agresores lean tu corazón y mente y no te confundan con un revolucionario. Total, a la final tienes dos ojos, dos orejas, una cabeza y una parte trasera como todo el mundo. Y un gringo a la hora de descerrajar un tiro no hace muchos distingos. Mujeres e hijos también tienes, que lo más seguro también le generen orgasmos a la bota invasora, al momento cuando pidan gratificarse.
¿Qué harás? ¿Te hincarás, te arrastrarás? ¿Suplicarás por tu vida y estirarás la lengua para salvar a los tuyos, y hasta para practicar una felación? Fíjate que la guerra viene si la solución para evitarla es que creas que se cederá ante Colombia y los EE.UU.; negativo, el presidente hoy lo dijo, 24 de julio, Día del Natalicio del Padre de la Patria: "No cederemos".
Sin embargo, no deja de doler tu posición de entrega: que los EE.UU. invadan a Venezuela, maten a Chávez, tomen el petróleo y nos conviertan en un protectorado, a la par que esclavos. ¡Coño, vale, ¿es que no tienes madre, madre patria?! ¿Con qué leche te amamantaron cuando pequeño comiste el alimento de nuestras tierras? ¿No tienes historia, familia, amor al terruño, a la vida libre? ¿Es que tienes alma de esclavo, joder, por más ilustrado que seas en lo que tu llamas “mejores universidades del país y del mundo”? ¿Qué coños de libros lees? ¿Hasta cuándo tanta estupidez: te arrechas porque se rectifica la historia, se abre el sarcófago de Bolívar en su natalicio, se le agrega una octava estrella, entre otros detalles? ¿Es que ese sarcófago sólo podía abrirse en el pasado, durante la IV República, y jamás en el futuro, menos en el presente?
Sin duda, no te entiendo y mirando tu gestualidad y reacciones te confieso me confundo por momentos sobre lo que es tener un país de origen, una nacionalidad, una casa, padres y hasta hijos (dije por momentos, afortunadamente). Contigo, con tu mentalidad, de llegarse a hacer gobierno, me veo comiendo la tierra que forman los detritos gringos. Pero me reniego a tu invitación de comer la mierda que defecan tus amados ídolos. Defenderé este suelo y, si llegaré a morir, lo regaré con mi sangre, como tantos en el pasado, y me alegraré de darte al menos un sabor de amargura cuando te llegue el momento de comer tierra, tierra regada por sangre revolucionaria. No tengo ningún interés en vivir bajo ningún oprobio. Soy un hombre con carne nueva, pero con un corazón y espíritu que laten de antiguo.
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