Esto último es verdad. Hay rostros que son todo un poema, mensaje, discurso, a favor del neoliberalismo, las recetas del FMI que hoy están tomando aliento en Europa y los intereses del gran capital, nacional e internacional, cuyas imbricaciones son ostensibles. Pero hay otras, piensa uno, por no pecar de mecánico, mal pensado y hasta rencoroso, que pese a no querer nada con Chávez y desear intensamente que éste ¡ya se vaya!, todavía no han llegado hasta allá. Quizás ingenuamente, o por los viejos recuerdos, creemos que todavía algo de fe, pudor, solidaridad o racionalidad, puede que les quede.
Esa contradicción, entre los dos bandos, muy difícil de demarcar, es la primera causa que el programa sea semi oculto. Lo saben ambos, nosotros, Raimundo y todo el mundo, pero no le anuncian porque acabaría antes de tiempo la luna de miel o aquelarre contra Chávez. Eso pues, junto a que al pueblo no pueden exponérselo, porque éste de eso sabe, son las razones por las cuales la oposición habla de todo, lo divino y lo humano, menos de lo que harían en materia económica de llegar al gobierno.
Los dos segmentos opositores, pensando como Carlos Andrés Pérez - llueve y escampa - esperan primero por aquello de salir de Chávez y por la correlación de fuerzas que arrojen las urnas. Aunque habrá quien procure que todo quede oculto o en las tinieblas de una sola tarjeta. Quien se asuma más fortalecido procurará imponer su ley o su programa.
Además, el neoliberalismo y los organismos financieros internacionales, siempre ofrecen sus recetas en medio de grandes crisis y confusiones; bajo regímenes de fuerza o cuando emerge un triunfador derechista con gran respaldo electoral. La primera se ejemplariza en la Europa de hoy y la enorme grieta abierta en las bases del capitalismo mundial. La segunda, nos remite al régimen de Pinochet y sus asesinatos a mansalva. La tercera fue el caso de Carlos Andrés Pérez, quien ascendió por segunda vez a la presidencia de la República con un respaldo cercano al 65 % de los electores.
La oposición tiene el respaldo de los grupos financieros internacionales, gran capital nacional y Departamento de Estado. Lo que determina que en ella, aunado al temor que han infundado ante Chávez, la tendencia más retrógrada y alejada de los intereses nacionales, podría estar más favorecida por la correlación de fuerzas. En todo caso, aquéllos contribuirán, como ya dijimos, a la confusión, porque “en río revuelto, ganancia de pescadores”. Por eso, pese a que todavía para algunos ilusos, el programa económico opositor parezca “un secreto bien guardado”, podemos afirmar que estos son sus contenidos de piedra:
1.- “Flexibilizarán” - esa es la palabra, es asunto de sutileza – los intereses bancarios. Estos deben variar “de acuerdo” a los vaivenes del mercado. Los banqueros se reunirían cada cierto tiempo a revisarlos y aumentarlos. ¡Nada de operar al revés! No tiene lógica.
2.- Por supuesto, por lo anterior, la banca vuelve a los banqueros. Los mismos de antes. Señores respetables que saben manejar la banca, subir intereses y ponerle usted a pagar lo que compre a crédito, hasta acabarle, también a sus herederos y lo comprado vuelva al banco. Retornarán pues la cuota balón y el ajustes por inflación que tanto daño hicieron a los compradores.
3.- El petróleo no puede servir sino para activar al capitalismo mundial. Con petróleo barato, más rápido se recupera la economía capitalista, sobre todo la gringa y, quienes asumen el poder en Venezuela, directa o indirectamente, saldrán altamente beneficiados. Como entraría menos dinero al Estado, al “racionalizar” – esa también es buena palabra - los precios del hidrocarburo, habría que disminuir los gastos.
4.- Lo anterior conduce a bajar las pensiones del seguro o dejar de pagarlas, reducir los gastos sociales en educación, salud, alimentación y paremos de contar. Es decir, el pobre que se coma un cable.
Si usted lector opositor, nini u como le guste definirse, no cree lo que hasta ahora hemos dicho, lea los cables y constate lo que ahora pasa en Europa. Una burguesía y clase política que uno suponía menos vulnerables a las presiones de los gringos, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, como muchachitos de escuelas, están repitiendo las recetas que aquí provocaron el caracazo.
5.- “Sincerar”- esta es otra de las sutiles palabras- los precios de las mercancías; como para ellos los alimentos son eso, una mercancía, empezarán por allí. En el lenguaje de los especuladores –o mejor, lunfardo de la delincuencia de cuello blanco – aquel verbo es sinónimo de aumentar. Pero más que eso, dejar en manos de quienes distribuyen en la cadena comercial, poner los qué quieran y cuándo quieran.
6.- “El Estado es un estorbo para el progreso y desarrollo”, será la sentencia sabia, piedra filosofal, que sostendrá todo el andamiaje del programa para salvar a Venezuela. Que se juegue sin árbitro y, quienes pueden, metan todas las trampas posibles. “Quien tenga más saliva trague más harina”. Sólo que eso dijeron Betancourt, Leoni, Caldera, CAP, Luis Herrera, Lusinchi, otra vez CAP y de nuevo Caldera.
7.- Esto no agota el asunto, pero como nos hemos alargado hay que terminar y uno sabe que usted puede, en base a lo anterior, seguir la ristra. Pero no olvide, entre otras muchas cosas, lo del aumento de la gasolina, devaluación para que los dólares que tienen fuera den mayor ganancia y,
para cerrar con broche de oro, congelación de sueldos y salarios “para equilibrar las cuentas”.
damas.eligio@gmail.com
