De la cultura burrera de la oposición política venezolana

Este mundo se volvió loco, señores, y desde hace un tiempo, hecho que nosotros ─los simples mortales─ pasamos por alto para procurar, ¡cónchale!, transcurrir nuestras breves horas vitales lo más tranquilamente posible, disfrutando ─de ser posible─ de las simples cosas de la vida, como dice bellamente Mercedes Sosa en una de sus canciones.  Beberse un café en paz, charlar con un amigo, comer en familia, soñar..., en fin, lo que sea, en la medida de la capacidad de tranquilidad de cada quien y de su posibilidad de sueños.

Otros hablan del mundo al revés, de antiguo o desde la Edad Media, como sea una metáfora que se muere de la risa por sí sola colocando patas arribas a la lógica del mundo, su civilización, ese acervo cultural que tanto cuesta...  Si usted ve a un hombre con un burro sobre sus espaldas es seguro que se sonría, mínimamente.  Aunque uno no sepa si el tal condenado cargador de burros se burla de nuestra inteligencia, pretende hacernos reír con su ocurrencia, lo hace para reírse el mismo o, sencillamente, nos envía su particular mensaje de burlesco desprecio.

Cuando oigo a alguien despotricar de nuestro país en la calle, colocando a la patria de Bolívar y tantos libertadores por los suelos, cual un coleto, pienso en dos cosas:  el tipo carga un burro encima y me quiere hacer reír, o es un pedazo de idiota de verdad que cree que cargar semejante animalito encima es el uso normal de este mundo.  ¡Vaina, entonces me engatillo, me pongo a la defensiva, no vaya que el muy demente me tire semejante carga de brutalidad encima!  Cosa que ocurrirá, invariablemente, si te pones a oír un poco más al rolo de loco en su drama y conclusión final:  se quiere ir de Venezuela dizque a fronteras mejores, como las de allá, de ultramar, EEUU, España, Europa, etc., donde presuntamente se vive mejor, aunque por tu mente, ciudadano revolucionario informado, vayan desfilando los índices de pobreza y desempleo de cada uno de esos lugares:  10% de desempleo en los EEUU, 19% en España y un promedio histórico desmejorado en Europa.  Venezuela, nuestro país, humildemente, en revolución, en el marco de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, marca un 6% de desempleo.

Cuando veo a estos muchachos estudiantes de la llamada Juventud Activa Venezuela Unida (JAVU) hacer huelga frente a la OEA, “donde arriesgan sus vidas para reclamar la libertad de un grupo de criminales, asesinos y corruptos, diciendo que son ‘presos políticos”,* en verdad uno sabe qué sentir, si eso se pudiera elegir a voluntad:  si reír viendo semejante burro sobre las espaldas de los manitas blancas, llorar por la locura del otro o enloquecer por causa de vivir en mundo tan enrevesado.  Los niveles humorales o humorísticos aumentan cuando uno piensa en los nombres de los presuntos presos o exiliado “políticos”:  Mazuco, Maraco, Pilieri, Eligio Cedeño, Afiuni, Esclusa, Zuluoga, Ortega, Simonovis, Forero, Vivas, Mezerhane... ¡Patear la mesa de la razón y empezar a reventar vidrios es lo que provoca, loco uno también, carajo, por tanta indignidad!

Pero vea lo máximo en materia tan burrera:  EEUU fomenta y financia a estas criaturitas de la sinrazón, procurando repetir un egiptazo en Venezuela, esforzándose con que estos muchachitos nalgas blancas sueñen con grandes extensiones de carpas que protestan, como las de la plaza Tahrir en Egipto, hasta que el tirano se vaya, pues, como allá ocurrió con Mubarak.  ¡Vaya, vaya, vaya!  Eso sí causa risa, a la mar de ridículo y destemplado, y más cuanto la realidad es que allá en los EEUU, intramuros, tienen el rancho ardiendo con una plaza de Tahrir que coge forma en Wisconsin (con solidaridad de otros estados, como Illinois, Michigan, Iowa, Minnesota, Kansas), progresivamente llenándose con carpas de cientos de empleados públicos y educadores a quienes el Estado busca cercenar sus prestaciones sociales en favor de los ricos.  Les leo dos consignas de los manifestantes, para que se meen de la risa (si es que no tienen otra necesidad fisiológica, y, ojo, respetando lo serio del reclamo):  "Protesto como un egipcio" y "Si Egipto puede tener democracia, por qué no Wisconsin”

En ello deberían pensar todos los pelabolas mentales que andan con su seráfico, alienante y alienado sueño americano, esa maltrecha pretensión de ideal de una época de oro que nunca fue..., ni que será, por los vientos que soplan.

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Oscar J. Camero

Escritor e investigador. Estudió Literatura en la UCV. Activista de izquierda. Apasionado por la filosofía, fotografía, viajes, ciudad, salud, música llanera y la investigación documental. Animal Político https://zoopolitico.blogspot.com/

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