La realidad es cruel, testaruda y terriblemente concreta hasta para aplastar la política de la derecha. No pierde oportunidad para agredirla con sus datos y su notable presencia vengadora. Con ella no cabe la especulación. Tan equilibrada que algunos terminan por enfermarse ante su franqueza por lo cual se acude a derrotarla con el recurso de la magia, los tabúes y la hechicería. Al no poder derrotar la evidencia el testarudo se muda al éter y desde allí fantasea con delirantes tesis.
De eso trata todo ese torrencial de demencia que, desplegado inicialmente desde revistas supuestamente serias como Foreign Policy con sus Naim u Oppenheimer y otros sionistas, padecen el terror de mirar que de pronto les puede cambiar el paraguas político que protegía su Faraón egipcio desde Israel. Lloran mirando caer sus tiranos favoritos del mundo árabe. Algunos como el de Túnez y el de Arabia Saudita, con monarquías y títeres que tenían más de treinta años de tiranía, y ¡¡OH sorpresa¡ nadie los había descubierto ni siquiera la CIA o el Mossad.
Con cinismo de atroz factura, estos escribidores han impulsado a sus manipulados de aquí, para fraguar su última novedad, querer hacer mirar el resultado del movimiento liberador en Egipto cómo si ese cataclismo social de las masas activas durante 18 días hubiera sido una asonada movida por motivaciones neoliberales o sionistas, que es lo mismo, para acceder al poder e instaurar la democracia, pero, según el sello del Depto. de Estado y el aroma y perfume de la Sra. Clinton.
No contentos con eso y para sumar a la torpeza, bobería, buscan con fórmulas fantásticas una supuesta similitud de la historia de la tiranía Mubarak con el proceso que aquí se desarrolla. Es evidente, acá, hay un Presidente que ha ganado 11 elecciones y allá una tiranía de califas, mamelucos, sultanes, jedives o faraones que vestidos de uniformes militares han sumido al país en una espantosa hambruna. Es bueno saber que todo ese tiránico poder representado por un Estado Mayor a cuya cabeza anda hoy Mohamed Tantawi como cúpula del Ejército egipcio, no estaban en su país, sino en Virginia, a las afueras de Washington, al inicio de las hazañas del pueblo del Cairo y Alejandría.
Durante la mayor parte del tiempo que duró la batalla del pueblo egipcio, que en sólo 18 días de revuelta callejera, se enfrentó y sacudió una colosal maquinaria represiva que el faraón Mubarak había levantado en 30 años de despotismo. Monstruosidad de terror policial desarrollada con los
60.000 millones de dólares que Washington les había regalado, en gracia por los favores recibidos, desde 1981, estas tres décadas, en que EEUU ha formado y financiado el Ejército egipcio, en una relación estratégica tan estrecha que los árboles de la cúpula militar sembrada por Mubarak no les permitieron ver el inmenso bosque del descontento popular que se movía desde Port Said, hasta el Cairo y Alejandría.
Lo notable es que los analistas de la derecha de aquí, más cargados de vapores de odio que de sensatez, se han dado a la cómica tarea de querer identificar la hazaña de la Plaza Tahrir del Cairo con aquella farsa que se desarrolló en la Plaza Altamira.
Sueñan, en sus reaccionarios y recónditos huecos mágicos que destilan rancios humores, que el efecto de la sacudida política mediterránea tiene que llegar por ondas y magias que solo una mentalidad desquiciada asume, para hacerlas a aterrizar en nuestro mar de Caraballeda y desde allí invocar de nuevo a Carmona o peor, suponer que sus cuentos de las Mil y una Noche, van a terminar incendiando la pradera de este país.
De forma que utilizando gestos llenos de magia e invocando el tótem de la democracia del modelo universal gringo quieren asociar el golpe popular árabe con sus intereses.
Cuando ellos, hasta este momento, ni siquiera logran entender lo que pasa en vida real de nuestro pueblo venezolano. Y por su inconsecuencia con la misma política de derecha que profesan, aún no han encontrado palabra que decirle a este masa, -que de paso, cada día se autogobierna y autocomuna mas-, ellos en acto animista y magia prefieren destilar teorías que toman de la mitología oriental y cantan y alucinan como si algo tuviera que ver lo que pasó en el Cairo, para instalarlo en Petare.
En su peregrinar hacia la nada, hacen cábalas y decoran supersticiones para ocultar la verdad de un sistema racional de derecha, que solo entraña búsquedas retrógradas. Creen entender lo que sucede frente al Nilo y Alejandría como si ellos pudieran levantar las masas aquí en la rivera de nuestro Guaire.
Les duele reconocer que el pueblo egipcio a quien derrotó, fue a un gobierno títere de los gringos y sus socios sionistas que actúan como policías de su terror opresivo en el mundo árabe, que hoy se les complica. Pueblo que encontró suficientes motivos en su penar para darle un cambio rumbo de signo contrario al terror neoliberal que allí tienen montado, desde 1970, no solo con Mubarak sino que en oprobiosa cadena que viene desde antes con Anwar el-Sadat y el interino Sufi Abu Taleb, que existieron para destruir el dinamismo nacional egipcio generado por Nasser y para terminar, lastimosamente postrados ante EE UU.
Nuestra derecha anda en manías e historias incomprensibles de quien, por desviado, obsesivo e irracional no convence con los lideres que ahora padece en su Mudable aparato electoral y poca o ninguna novedad exhibe en sus inexistentes programas de gobierno.
Con tal equipaje de antecedentes, es obvio saber que solo están preparándose para recibir en el próximo evento otra paliza. Tan notables y definitivas y duras y variadas, y publicas han sido las golpizas recibidas en la Asamblea, que hasta en las cámaras de la TV las adoptaron como show y hoy le quitan sintonía hasta Pedro El Escamoso.
La novedad el Egipto es la irrupción de la juventud, en la política del mundo árabe. Esta generación no pertenece a tradición alguna, nacionalista árabe o religiosa, solo cree en la libertad y en nada asoma lo religioso como bandera.
Esta oposición no entienden lo de pasó allá o quieren escamotearlo como todo, evidente, que poco entienden aquello y en nada conectan al pueblo de aquí. Su futuro es la magia, la nigromancia y el limbo sazonados con huelgas de hambre con exceso de suero con lípidos nocturnos.
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