Un personaje de Cabrera Infante asegura: “todo pasa hasta la uva pasa”. Rotunda verdad que contradice el espíritu de algunos nostálgico que suelen amortajarse en catafalcos impropios y gastan su sueños pensando que: “todo tiempo pasado fue mejor” aserto tan plagado de sentimiento reaccionarios que mejor lo archivamos.
Estos días nuestra prensa de oposición a desempolvado en lugares privilegiados a varios posibles candidatos presidenciales, lo lamentable es que se trata de aspirantes que tratan buscar posiciones políticas en nuevos como inútiles destinos demostrando que son incapaces de pedirle baja a sus absurdas aspiraciones.
Su imagen hoy, después que nosotros los vimos como fracasaron dos de ellos en sus anhelos presidenciales debido al terror y control que de su partido y voluntades de todos los militantes mantenía ese único y eterno capo de Copey.
Uno de ellos declara que él es capaz de hacer retornar el país al lugar adonde lo dejo en 1999 su presidente. Hoy son incapaces de entender su dudoso sentido del momento del país y menos que sus alucinadas ideas son muy poco comprensibles para el elector de hoy.
Este candidato, que antes trato de jugar
a ser “tigre”, hoy se observa como una realidad casi etérea, todo
una especie de mutantes capaces de gastar su poca energía en producir
falsas elegías en un mar de puros naufragios. Ellos parecieran figurantes
de esa falsa tesis que cantaba al “fin de la historia” y que parece
que todavía no entienden que hay una demoledora masa de pueblo que
esta haciendo la suya y esta parece que anda en una irrefrenable marcha.
Como piensan cambiar ellos, algo, cuando solo se dedicaron a glorificar piedras asegurando que su fortaleza los iba proteger y suponer que con ellas construirían un partido, que ayer no sirvió y hoy promueve risa.
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