Si fueran consecuente son los postulados de la teoría política y económica que dicen defender; los venezolanos en estos momentos estaríamos devorándonos un libro gordote de Henríquez Capriles Radonki, otro libro de Antonio Ledezma y el de Pablo Pérez para estar claro del país que nos proponen. Por supuesto, ya todos nos hemos metido un puñal de la propuesta de capitalismo popular, que nos formulara una persona, cuyo nombre es sinónimo de venezolanidad. No hay nada más venezolano que María Corina Machado. Ni la cachapa, ni el casabe, ni el cuajaó de chucho, ni la melcocha, ni el joropo estribillo cumanés huelen tanto a Venezuela como María Corina Machado.
Es imposible leer los que nos dejara Álvarez Paz antes de declinar su candidatura, porque el cuaderno de notas donde plasmó sus ideas, lamentablemente se mojó y nos perdimos seguramente de un hermoso diseño de país. Como en el momento de trascribir sus ideas al cuaderno de notas estaba en una especie de éxtasis celestial por la condición de espiritualidad de lo que frecuentemente ingiere, cuando volvió a sus pocos y cortos momentos fuera de ese estado euforia y éxtasis en el cual vive, no fue posible recuperar parte importante de su diseño de país. Ni Elías Pinos Iturrieta ni Agustín Blanco Muñoz son capaces de meterse en el disco duro de Álvarez Paz y hurgar ahí para recuperar lo que pudo haber quedado guardado en una de las tres neuronas que le quedan.
Uno puede suponer que Capriles Radonki no ha tenido tiempo de leerse el libro de Pablo Pérez ni éste, ha podido leerse el de Capriles. También puede suponerse, que ambos no han tenido tiempo de revisar con sus asesores la propuesta de Antonio Ledezma y los tres, no logrado tomarse un una semana con Emeterio Gómez para que este destaco científico venezolano, máximo representante del pensamiento económico neoliberal le de una ligera explicación sobre la maraca de idea de María Corina Machado sobre el capitalismo popular.
Ni lo uno ni lo otro. Si hacemos un seguimiento a la campaña interna entre los candidatos de la oposición, notaran un par de cosas que parecen excluirse una de otras, pero como este mundo de la oposición es tan desconcertante; todo es posible. La falta de idea y la prohibición que tienen de comunicarles claramente a los venezolanos su verdadero proyecto, los hace estar siempre patas arriba. Los candidatos son antichavistas y eso es simple, pero son cahvistas porque (con aparente disimulo) tratan de copiar a Chávez. Sin Chávez no son nada y eso debería ser fatal para un liderazgo político de oposición, pero este hecho que en la política suena insólito, tiene un elemento complementario que lo alimenta y permite que esta barbaridad exista.
Para que esta situación contradictoria exista y pase desapercibida para un segmento de los venezolanos que se reconocen como los mejores formados, se requiere de uno cuantos bobos sabios, que son alimentados nada más y nada menos con una frase que es la única cosa que los líderes de la oposición tienen permitido decir y repetir insistentemente sin ningún contenido: No más Chávez, pero queriéndole mostrar demagógicamente a la mayoría de los venezolanos que fueron excluidos ayer, que ellos son otro Chávez. En su publicidad de TV, vemos como usan de referencia a los venezolanos que excluyeron ayer, excluirán nuevamente en un supuesto gobierno, pero que su interés por copiar a Chávez demagógicamente, los obliga a colocarlos como su referencia programática.