En una de sus primeras promociones publicitarias; Eduardo Fernández se comportó como si estuviera iniciándose en la política y aunque ya se veía muy avanzado en edad, quería dejarse ver como si estuviera entre 25 y 30 años. Nos prometió en esa publicidad, mucho de lo que pudo hacer cuando COPEI fue gobierno y él ocupó importantes funciones dentro del gobierno y en el ámbito de su partido. Fue persona de confianza de Rafael Caldera y en su primer gobierno pudo concretar un poquito de los que nos vino a ofrecer ahora como precandidato de la mesa de la ultraderecha.
Eduardo Fernández efectivamente tuvo una participación destacada en los dos gobiernos de COPEI (Rafael Caldera y Luis Herrera) pero en los gobierno de AD, por los acuerdos del pacto de punto fijo (la guanábana) igual pudo concretar una de las promesas que ahora formuló como precandidato. Eduardo Fernández tuvo por lo menos la valentía de aprovechar esta oportunidad para recordarnos un poco su desempeño como demagogo muy calificado.
Si no logró leer ninguna de la publicidad pagada por Eduardo Fernández para promover su candidatura a las primarias y considera que se perdió la oportunidad de construir una síntesis de su paso por la política, no tiene porque angustiarse. Si perdió esa oportunidad, busque rápidamente cualquier medio escrito de este lunes y podrá disponer de la información de prensa en la cual el tigre ofreció las razones para declinar su candidaturas a la primaria y con unas pocas líneas de esa nota, reunirá argumentos suficientes para entenderlo y con ello entenderá toda el desempeño político entre 1958 y 1998.
En su declinación manifestó lo siguiente:
“Puedo ser más útil a mi país promoviendo una agenda de diálogo que nos permita conquistar una unidad superior. Unidad que debe ir más allá de lo político y de lo electoral. Unidad de propósito para superar la pobreza, para construir una economía moderna, para garantizar el estado de derecho, para asegurar oportunidades de empleo, progreso y bienestar a todos los ciudadanos”.
Cómo un ejemplar muy calificado del político del período 1958-1998, tenía prohibido decir: pude ser más útil. Habló como un carajito llegando a la política y por esa razón, “reclama” unidad para superar la pobreza que contribuyo a que se produjera en Venezuela y habló de “garantizar el estado de derecho”, que cuando pudo, contribuyó con su gobierno a dejar en el limbo. En este primer anuncio de retiro de la política no fue capaz de reconocerse y pedirle perdón al pueblo venezolano por sus acciones y omisiones que contribuyeron con un país dividido entre una inmensa pobreza y pequeños grupos muy ricos.
Pero intentando dejarse ver como carajito precien llegado a la política; Eduardo Fernández nos hace una oferta que en lo personal no me sirve para nada. Eduardo dice: “Siento que tengo algunas competencias que debo poner a la orden de mis compatriotas y los venezolanos resolverán según su visión en qué posición piensa que puedo ser más útil al progreso, al desarrollo y al futuro del país”. Eduardo pone ante sus compatriotas unas competencias y los venezolanos tenemos que decir, lo que le correspondería decidir a sus compatriotas.
Eduardo declina en las mismas condiciones con las cuales inicio su participación. Se va mintiendo, tratando de engañar y comprometido con sus compatriotas, pero tratando de ocultar, que compromiso lo cumplió usando para ellos los votos de muchos venezolanos. La Venezuela que Eduardo nos dejó en 1998 no le era ajena. Esta Venezuela que nos dejó con 70% de pobreza fue parte de su obra y fue posible porque debió primero cumplir con sus compatriotas que efectivamente no eran los venezolanos.
