Oscar Yánez, en una entrevista concedida a Dubraska Falcón, en El Universal del 28 de enero de 2011, refiriéndose al asesinato de Carlos Delgado Chalbaud. Señala:
"Y la cambiaron por una frase que el venezolano aún no ha entendido y que contribuyó a establecer la democracia. En aquella época el venezolano decía: 'Voy a tirar la parada'. Es decir, hablan de una empresa riesgosa, en la que ves la posibilidad de lograr algo, sea bueno o sea malo. Esos hombres estaban acostumbrados a tirar la parada; y sabían el costo. Por eso un hombre como Urbina iba matar a Chalbaud solo por razones personales. Como hubo censura de la prensa, esta historia no trascendió. No matas a un presidente y luego decides exterminar a todos los involucrados".
Tirar una paradita, tirar la parada, según la obra Canaima, de Rómulo Gallegos, “significa jugar a la suerte, correr un albur”. Cuando una mula se atreve a viajar a Europa con unos cuantos dediles de cocaína en su estomago está tirando una parada. La persona sabe el riesgo que está corriendo. Incluso sabe que puede morir si le explotan los dediles. Pero también sabe que si logra burlar los controles del aeropuerto se ganará unos cuantos miles de dólares.
No hay dudas. Chávez es un multiplicador de imagen y un excelente vendedor. O acaso no recuerdan cuando tan sólo mencionar aquella obra de Noam Chomsky la catapultó desde el sótano hasta la azotea en menos de 24 horas, mención que obligó a editarlo de nuevo en grandes cantidades. Del “poder de venta de Chávez saben los asesores de Maricori, no ella; por eso tiró la parada de irrespetarlo buscando centimetraje seguro en diarios, segundos en televisión y caracteres en la red. Ella necesitaba ese empujoncito.
Desde que Maricori supo la fecha y la hora del acto de Memoria y Cuenta del Presidente Chávez se mentalizó, asesorada por sus técnicos mediáticos, para tirar la parada con Chávez. Eso se le notó en el rostro y en su postura tan pronto el líder apareció en la Asamblea Nacional. Ahora. Estemos claros. Chávez fue un señor con esta señora y la trató con manos de seda, como debe ser y como se estila en el libre juego de un Gobierno Democrático, con mucho respeto e hidalguía. Quizás Maricori y sus asesores nunca esperaron esa reacción tan educada del Presidente en una clara demostración de enanismo político, de desconocimiento del talento político del arañero de Sabaneta. Pues a sólo a una caterva de necios se les ocurre pensar que a Chávez le volarían los tapones una ramplona y vulgar Tirada de parada de Maricori.
Cerrando. No hay porque arrecharse por esta destemplanza de Maricori. Ni intentar ninguna acción contra ella. Con la respuesta que le dio la Señora León, basta y sobra. Por el contrario. Hay que rogar que sigan cometiendo esas torpezas porque les deja ver, una vez más, el bojote.
TINTERO
Alfredo Ramos le lleva una morena, una catira y una pelirroja de ventaja a Borges y a la tiradora de paradas de Maricori. La intervención de Ramos fue respetuosa, elegante y crítica. De mucha altura. Alfredo sabe y entiende lo que es la Investidura del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela. De la misma manera que sabe y entiende que él es un parlamentario y no un tirapiedras. La Asamblea Nacional es una caja de resonancia de imagen muy importante. Por eso hay que cuidarse de las intervenciones. Se puede ser crítico sin faltar el respeto. Se puede cuestionar sin caer en bravuconeadas. Se puede hacer oposición sin llamar a nadie ladrón. Además el Castellano es muy plástico en el uso de la ironía y el sarcasmo. Su dinámica lingüística ofrece un abanico de recursos para ofender con elegancia y con sutileza. Claro. Para eso hay que tener talento, conocimiento y haber leído mucho a los genios de la literatura.
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