¿Para qué y por qué quemaron los cuadernos de votación de su proceso electoral del 12 de febrero? ¿realmente creían que era indispensable? ¿y eso? ¿para proteger a quién? ¿para protegerlo de quién? ¿algún espíritu burlón los incita a resolver las cosas a punta de candela?
Les diré algo: estuve entre quienes obviaron su corri corri de ese día. “No sé nada”, fue la respuesta a quienes me llamaron para hacer la pregunta de rigor: “¿quién está ganando?”
Tampoco les oculto que cuando en la noche vi movimiento de cámaras en la TV, me asombró que el destinado no fuera Pablo Pérez. Como dicen los hípicos: me parecía una línea. Y como tengo sangre en las venas, tampoco oculto que me pareció una falta de cortesía extrema de parte de ustedes que hayan violado su propia norma al no esperar las 48 horas para incinerar no sólo ese material sino, también, la posibilidad de dejarlo para los museos, eso sin contar el irrespeto para las y los candidatos que se quedaron con las ganas de recontar los votos. Pero repito: eso es problema única y exclusivamente de ustedes.
¡Ah!, del desacato a la orden del Tribunal Supremo de Justicia nada digo, pues el 11 de abril de 2002 aprendí que de violar leyes ustedes tienen un doctorado y excelentes tutores.
Pero miren, y no quiero ser irrespetuoso: a mí no me vengan con el mal chiste de que querían evitar otra lista de Tascón. Dejen descansar en paz a ese andino que, con aciertos y errores, lo que hizo fue trabajar por este bello país. A “naiden” hace falta una lista así, porque aunque somos casi 30 millones de habitantes, acá nos conocemos todas y todos.
Sus seguidores trabajan con nosotros, y nos vemos todos los días. Y todos los días del mundo, hasta juntos comemos. Sabemos quiénes son y saben ellos quiénes somos. Y pese a que están bajo “férrea dictadura” chavista, nadie los agrede.
Lo que quedó de la quemazón “amigos” de la MUD fue un ambiente, además de enrarecido, intoxicado. ¿Había necesidad?
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