Lo confesamos: Armando Briquet, el tambaleante “jefe” de campaña del derechista Henrique Capriles, casi se adueña de nuestras líneas esta semana. Cada vez que alguno o alguna admite su condición de golpista y celebra lo ocurrido en abril de 2011, nos hierve la sangre y también la tinta.
Haciendo alarde de guapeza decidimos no caer en provocaciones estimuladas por viejas noticias porque, al fin y al cabo, ¿quién no sabe que tales seres atentaron contra la Constitución esa vez? Tomamos rumbo entonces hacia la “hazaña” estudiantil de chamos y chamas que el jueves pasado se recostaron de unas cadenas (decir que se encadenaron, como afirmaron, es una burla al sacrificio) a las puertas del CNE en Plaza Venezuela.
La pinta de sifrinos y sifrinas, ideal para aparecer en las pantallas de TV comercial que no se perdió el show, se combinó con el inédito motivo de “lucha”: que el ente electoral coloque en sus universidades privadas una máquina de inscripción al lado de cada pupitre ¡Válgame!
Conociendo y reconociendo el mérito contenido en estos ejemplarizantes y arrojados “vente tú” de la desestabilización sin oficio, nos atrevemos a recordarles algunos misterios que por culpa de Chávez no han sido aún resueltos. Shaaaaamos, anímense. La historia se los agradecerá. O sea…
Obliguen al Ministerio de Ciencia a revelar por qué cachicamo no sube palo; al de Salud por qué sarna con gusto no pica; a Hidrocapital a explicar por qué el que madruga coge agua clara; a la Misión Milagro a aclarar eso de que en el dominó los mirones son de palo; al de Transporte a descifrar por qué chivo que se devuelve se esnuca, a Nutrición a que indague la razón de por qué aunque se nazca barrigón ni que lo fajen chiquito y a la PNB que descubra de una vez por todas quién fue el que mató a Consuelo.
Una vez finalizadas con éxito –es la idea ¿no?– estas patrióticas tareas que dejarán en alto al combo Capriles-Briquet-Aveledo, y si les queda algún chancecito, podrían presionar por la resolución de otras que recomendaremos en su debida oportunidad.
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