La estrategia está clarita: a falta de discurso, argumentos y personalidad política propia, copia las de tu adversario. A sabiendas de que encarna una propuesta que no puede ser comunicada con absoluta franqueza, Henrique Capriles Radonski realiza esfuerzos apresurados por hacerse de un estilo que se parezca mucho al de Chávez.
Inflexiones en la entonación de la voz, salidas ocurrentes, expresiones sacadas del refranero popular, pero sobre todo tratar de convencer a la colectividad de que está realmente angustiado por los problemas más sentidos de la población, y además dispuesto a sacrificarse, todo lo que sea necesario, por resolverlos, constituyen el envoltorio para hacer más presentable a Capriles ante el pueblo chavista. En eso consiste la formula para “enamorar” a los seguidores del Comandante Presidente.
A juzgar por la rueda de prensa ofrecida este jueves 15 de marzo, salta a la vista, que los expertos en marketing político han realizado un trabajo intensivo con el candidato de la “Unidad”. Se nota que está ensayando fuerte y que la apuesta es, cueste lo que cueste, parecerse lo más que pueda a Chávez.
La campaña basada en el recorrido del país, casa por casa, para consustanciarse con la realidad más próxima de la gente, también constituye una táctica que busca copiar las prácticas y los modos de vinculación del PSUV y de su principal líder con el electorado. No podemos olvidar que al servicio de Capriles están los mejores asesores de imagen, nacionales e internacionales, especialistas en fabricar candidaturas impostadas, que se promueven con técnicas publicitarias, como si de vender vehículos o detergentes se tratara.
El ejemplo más sonoro de esta clase de candidato, es el actual presidente norteamericano, Barak Obama. Un típico producto del marketing político y también un ejemplo contundente de cómo una vez en el poder, traicionan al pueblo y únicamente obedecen, de forma incondicional, a sus financistas.
Lo que está en juego no es poca cosa, como diría la compañera y presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner. Capriles tiene recursos (dólares norteamericanos, todos los que quiera) y, repetimos, los mejores expertos nacionales e internacionales, porque detrás de él están frotándose las manos los negociantes de siempre, la oligarquía parasitaria de aquí y de allá, desesperadamente ávida de volver a succionar los dineros que ahora son del pueblo.
Ante la farsa de un tipo ranciamente neoliberal, cuyo ADN político está codificado con el golpismo y el fascismo de las cepas más puras, conviene tener ojo pelao y mente despierta. Qué nadie se deje meter chigüire por lapa.
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