Cada gesto o cada frase que llegue a producir algún miembro de la oposición, MUD o sus académicos, fija de forma directa o indirecta lo que es su razón de ser. Cada frase y cada declaratoria, fija la razón básica por la cual se mueven y se empeñan en tomar cualquier atajo para salir de un proceso que se ha logrado con el arma de los votos. Más que tomar lo político como elemento básico de esta confrontación; la oposición adorna su posición con este empaque, pero detrás y muy agazapado se encuentra su elemento o razón que los mueve: El racismo. El “país” objeto son transitoriamente ellos.
En la medida en que las contradicciones entre las dos referencia se agudizan, brota con más claridad el elemento de fondo que lo sustenta y esto es verdaderamente grave. No es esto un hecho novedoso y no estoy ahora descubriendo una cosa muy profunda que exige mucha dedicación. Tal vez, desde la última tres décadas del siglo XX ese fenómeno comenzó a despertar de un sueño largo y aún se encuentra medio dormido detrás de la política.
Hubo pobreza en Venezuela, mucha pobreza en las tres últimas décadas del siglo XX y eso no molestó a nadie de los que hoy se erigen como los abanderados de la democracia. Vino el caracazo y estos líderes que hoy calificamos como de la IV, no lograron ver gentes en las calles reclamando o protestando porque el “gran viraje” como proyecto neoliberal les garantizaba MÁS HAMBRE a los que ya no tenían que comer. No vieron personas en las protestas, vieron saqueadores y para ellos hubo una gran fosa. Muertos sin nada y sin derechos: Animales. Ni un remordimiento, ni una queja ni una pasadita por CIDH. La razón era muy simple: No eran personas y por supuesto no tenían derecho. No existían.
Se atrevieron a quitarse el hambre saqueando, pero estos saqueadores no eran gente y una fosa común ya era un gran gasto para el Estado. No hubo identificación y eso lo colocaba como simples perros.
Después del caracazo vino Chávez. Aparecieron los excluidos buscando un espacio y reconociéndose como sujeto, pero los líderes de la IV y muchos “marxistas” también de la IV y con una tradición de luchas en cubículos, no lo asumieron así. Se produjo este fenómeno de gran alcance político y vino después por parte de este grupo de la IV, la descalificación: Chusma/monos. Desde la academia ni una observación ni una queja. No había espacio para entender desde este mundo esta situación, porque la academia esta activamente embarcada en este proyecto.
En la IV, estos sujetos no fueron visibles o eran una carga. No veo en esto, algo distinto al racismo. La exclusión fue una política y si hay duda de esto, veámosles las caras a estos “jovencitos” nalguitas blancas y su creencia de tener a la universidad como un privilegio: únicamente para ellos. Veámosles las caras cuando hacen referencia a Venezuela. Veámosles las caras cundo le colocamos una bandera de Venezuela al frente y cuando esa bandera en vez de siete estrella tiene ocho. Si los vemos a las caras y tenemos una bandera de 8 estrellas, veras que se enfurecen. Una estrella más le vuela su objeto país. Un estudiante pobre en una universidad es una invasión a su país objeto.
El artículo de Yongo con el título de Maldonado y los idiotas es el mismo asunto. Es la misma razón sobre la cual se organizó el video de “Caracas ciudad despedida”. Es otra manera de expresar lo que sienten por Venezuela y los venezolanos y también una manera de nosotros percibir ese sentimiento. En este artículo de Yongo, no es la calificación de idiotas lo que más se hace notar o más debería hacerse notar. Esa frase de “no entiendo cómo mi país llegó a esto”, es mucho más que esa calificación de idiotas.
Si leyeron el artículo habrán notado, que el tal Yongo colocó como un subtítulo, el dato de los 66 millones de dólares que utiliza PDVSA para el patrocinio de Maldonado. Molesta a Yongo y también a toda la oposición, que PDVSA haga uso de esta cantidad para este fin. Pero en el fondo no es la molestia por el patrocinio a Maldonado. Molesta a Yongo y a toda la oposición que PDVSA invierta parte de sus ganancias para financiar proyectos sociales. Esa es la razón de esa frase: “no entiendo cómo mi país llegó a esto”.
¿Por qué se molesta Yongo y el resto de la oposición por esta opción que ofrece PDVSA? Simple; PDVSA no debe hacer ese gasto. Es gasto, porque los que participan en estos programas no son gentes. Les molesta que PDVSA invierta en las misiones, pero no se preocuparon por los más de 20.000 millones de dólares que PDVSA perdió en el paro. Para Yongo y para la oposición eso fue una inversión con el objeto de devolverle PDVSA a los que utilizaron sus dividendos para estar bien y tener la opción de “su país” objeto.
Le molesta que PDVSA le haya modificado “su país”. Ese país con 70% de pobreza y más de un 30% de esa pobreza viviendo en estado de pobreza crítica. Le molesta (por racista) que PDVSA ahora de una oportunidad a otros venezolanos que para ellos no existieron. Esta PDVSA le cambio “su país” objeto.
evaristomarcano@cantv.net