¿Qué es la nada? ¿Dónde la podremos encontrar? Podríamos argumentar que es la absoluta escases de algo, la no existencia, el vacío intrínseco de los agujeros negros, allá, “más allá de no sé dónde, tampoco se sabe cuándo” como lo dice el merengue. Quizás un poco más retirados, por ahí anda la “nada”. Por ahí deambula, pretendiendo hacer bulla, porque si algo caracteriza a la “nada” es su sepulcral silencio. Así es el discurso de Enrique Capriles Radosnki producto de un cerebro donde se mueven infinitesimales partículas de “nada”, un verdadero “vacío de poder” cerebral, producto de la contradictoria presencia de codicias e intereses particulares que lo aprietan y lo estrujan sin cesar hasta verse acorralado y a duras penas pelar los ojos, con una mirada en lontananza, para soltar la peor de todas sus frases y aspiraciones de la “nada”: “quiero debatir con Chávez”.
Numerosos científicos especializados en el tema, han intentado buscar los mecanismos que permitieron semejante atrevimiento de la “nada” y se llegó a la conclusión que es producto de una nerviosa desesperación, demonios desatados que lo presionan, y los resultados de todas las encuestadoras nacionales e internacionales que han destrozados todas las esperanzas de pequeños grupos oligárquicos en sus vanos intentos de volver a gobernar este país, donde la hegemonía del poder popular ya tomó las riendas y marcha hacia la construcción de un suelo bendecido para ser potencia socialista.
Ante tal situación, ante una ventaja abrumadora, avasallante y contundente de las fuerzas chavistas y ante las inminentes elecciones, la “nada” desesperada, insípida como una chayota (respetando las bendiciones de este alimento), se lanzó esa temeraria osadía de querer debatir con Chávez, cuando los pesos no son iguales, cuando los ranking no son iguales, cuando la estatura no es igual, cuando la competencia es desigual y lo ubican en lugares lejanos, muy lejanos, de la meta en esta carrera política donde el Candidato de la Patria se encuentra ya sentado en el pódium de los laureados antes que bajen la banderola de la partida.
Ese “quiero debatir con Chávez” es una pataleta de la agónica “nada” a ver si, entre tantos intentos fallidos de Capriles Radonski y sus asesores internacionales, logra avivar a un conglomerado que le dio la espalda por ser el representante de la mentira, de la derecha, de los grupos reaccionarios golpistas, del imperio decadente y perverso y de los representantes de los gobiernos cuartorepublicanos caracterizados por una monumental indolencia con este pueblo noble y sabio.
Las características fundamentales, según grandes estudiosos, es que Capriles Radonski (o lo que es lo mismo la “nada”) andan perdidos en lugares oscuros, tramando planes oscuros, con pretensiones oscuras, muy raras, en contra de este pueblo que ha logrado despertar y asumir sus roles protagónicos y participativos para defender cualquier intento o reacción de la impotencia que produce la “nada” y de peligrosos sectores opositores que, ya aceptando que escogieron el peor de todos sus candidatos, buscan conseguir a como dé lugar regresar a ponerle las manos al petróleo venezolano para venderlo barato o regalado a las grandes transnacionales del imperio mundial.
De allí, de esas malignas ventilaciones opositoras y las trampas de la “nada”, existe el compromiso de seguir todos los revolucionarios con un corazón atento, alegre y organizado para continuar sembrando patria y el venidero 07 de octubre cosechar los más lindos frutos de una década dónde el pueblo ha sabido emprender los caminos socialistas de libertad, de democracia, de justicia social y de amor, junto al líder Hugo Chávez, corazón de patria.
*Diputado AN
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