La insignia de la Derecha venezolana ha sido la desvergüenza, la mentira y el cinismo. Por años se han empeñado en reproducir de una manera descarada y grosera su nefasta política usando un fingido “pluralismo” que, en tiempos atrás, arrasó los filones económicos y sociales de la nación.
Por décadas nuestro país resistió la desgracia de los desgobiernos cuarto republicanos. Rememorar los puntales que causaron estragos en este país es reflexionar sobre lo que ahora se pretende reinstaurar, con hipocresía, con odio y con sed de venganza. El filoso “paquetazo” es, sin duda, un perfecto ejemplo de ello. Su esencia es la réplica, inequívoca, de las peores políticas que se asentaron en tiempos de la anarquía adeco - copeyana.
Fue a inicio de los 90 cuando la economía y la estabilidad social, devastadas por un pseudogobierno que ofrecía pan, tierra y trabajo, fueron finalmente aniquiladas por el torbellino del paquete económico que instauró el difunto presidente Carlos Andrés Pérez. El país fue hipotecado al Banco Mundial y al FMI, la deuda externa alcanzó los 30 millones de dólares, las tarifas de los principales servicios públicos fueron exageradamente aumentadas y el país cayó en una severa recesión económica que dejó como saldo la especulación, el acaparamiento, el desabastecimiento, la corrupción y el descontento popular, incluso hasta llegar a la desfachatez de que nuestro pueblo comiera perrarina y nuestros niñ@s tomando tetero de agua de espagueti. Sobre aquella difícil época, los amargos recuerdos aún permanecen en la conciencia de millones de venezolanos.
Hoy estos malandrines de la política aspiran repetir descaradamente, aquella trágica historia. El paquetazo de la Oposición es un perfecto ejemplo. Privatizaciones, aniquilación del Poder Popular en todas sus expresiones, sobre todo los consejos comunales, destrucción de las misiones sociales que en la actualidad benefician a millones de venezolanos y venezolanas, la privatización de PDVSA y de nuestras empresas básicas, las mismas que ahora pertenecen a este noble pueblo, el aumento en las tarifas de servicios públicos y peor aún, la entrega, nuevamente, de nuestra soberanía al imperio norteamericano que por años nos dominó con severidad y crudeza.
No hay duda que este oposicionismo en su desesperación y hambrientos de poder juegan a la política sin ningún respeto, con escasísimo conocimiento e inteligencia. Su proyecto neoliberal pretende encaminar a nuestro país a la extinción completa. El veneno que ensayan dosificar en los venezolanos tiene como compuesto primario el capitalismo mundial, el mismo que ahora se hunde en su crisis y devasta a países como Italia, España, Portugal, Grecia y a los más desposeídos de USA. Este veneno también está compuesto por unas gotas de FMI, entreguismo, odio para con los más pobres y algunos otros componentes que al aplicarlos en un supuesto negado, desencadenarían reacciones inimaginables de pobreza extrema en nuestra gente, esa pobreza que solo Chávez ha venido atendiendo, saldando así, una gran deuda social con los antes llamados miserables de Víctor Hugo.
No podemos, de ninguna manera, dejarles el destino de Venezuela y del continente sur americano a fascistas que representan sólo una amenaza para nuestro pueblos y, cuando hablo de Sur américa, es porque nuestra revolución ha influido en que hermanos países pisoteados por la bota norteña, retomen el hilo de la dignificación a través de proyectos humanistas, socialistas y dirigidos a reducir la pobreza de sus pueblos. Recordemos que Chávez es Paz, Patria, Amor y Vida, ese toque de veneno del paquetazo, definitivamente no garantiza la paz que nos merecemos. No hay una opción que sustituya lo que el Comandante ha sembrado en la patria grande de Bolívar
“VIVIREMOS Y VENCEREMOS”
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