Vientos de la sabana

La oposición apuesta a la violencia

Vivir en democracia nos permite, a las sociedades civilizadas, disfrutar de una vida a plenitud con las garantías humanas que exalten la dignificación, la inclusión y la justicia social. Dios gracias que en nuestro país cada día la democracia se consolida, madura y vigoriza proporcionando esa clara experiencia de convivir entre hermanos construyendo el país que todos anhelamos, el país socialista que todos soñamos dónde se eleven los más puros proyectos humanos, espirituales, en el marco de los postulados éticos y morales de nuestra Constitución.

De allí la armonía, el equilibrio, la paz, pese a la multiplicidad de pensar, pese a la diversidad y complejidad de casi treinta millones de habitantes que somos esa gran familia de venezolanos y venezolanas que departimos y compartimos este hermoso suelo que hace más de doscientos años dejó de ser colonia y se enrumbó a los caminos de su independencia para siempre, que permite nuestra autodeterminación como pueblo libre y soberano, llenos de amor y de cordialidad.

Así es que podemos decir con toda concordancia y convicción que poseemos una institucionalidad pétrea, robusta, que ofrece una seguridad de autonomía de todos los poderes y sobre todo la certeza de proyección y ánimo de la hegemonía popular y consolidación de la soberanía del pueblo, de las mayorías de los ciudadanos y ciudadanas.

Vivir en Venezuela es una suerte de bendición de casi treinta millones de habitantes, que construimos un gran país, que nos levantamos al mundo para gritar no al capitalismo salvaje y depredador, no a las diferencias humanas, no a las guerras, no a las desigualdades y exclusiones, no al hambre y la pobreza, no a las injusticias sociales, no a las hegemonías alienantes, no a la destrucción ecológica, no a la marginalidad y opresión.

Sin saber (o sabiéndolo), nuestro proyecto Bolivariano que lidera nuestro comandante y Presidente Hugo Chávez, se ha convertido de faro en el mundo que sirve de modelo para otros pueblos a que se sumen a la salvación del planeta y de su humanidad, sin guerras, sino con paz, con amor, con fuertes convicciones ideológicas, con desprendimiento material, pero un gran apego a postulados espirituales de amor al prójimo.

Obvio que todo este proceso de transformación social desata la ira de los grandes centros de dominio económico mundial, que acompañados de sus lacayos y de sus medios de desinformación mundial y locales atacan día a día con sus mentiras, con sus engaños y con sus manipulaciones. Por eso es que en estos días hay que magnificar las alertas, ya que ellos están por crear la zozobra, la inconformidad y la violencia en algunos focos emblemáticos de la oposición con los objetivos claros de tomar las calles y albergar las esperanzas de volver a dar otro golpe como el de hace una década.

La oposición apuesta a la violencia y están tratando de usar el mismo formato del 2002, dónde grupos de delincuentes eran mezclados con los estudiantes para crear el caos, el terror, la violencia, la muerte, para poder intentar deslegitimar la voz del pueblo que ya habló y quiere a Chávez, quiere paz y quiere amor.


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Geovanni Peña

Diputado a la Asamblea Nacional. Militante del PSUV.

 santanajerez@hotmail.com

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