Carta al Cabillero y Adeco Edgar Zambrano

Supongo que en su memoria, conserva recuerdos de los tiempos de AD. Tiempos en los cuales, hasta salir a vender el periódico “Qué Hacer” de Bandera Roja era un riego. Supongo que desde la cercanía o distancia territorial, usted en comunión con Ledezma, el gordo Marín, Ramos Allup, Héctor Alonzo López y otros tantos dirigentes juveniles, compartían la política de torturar y desaparecer a jóvenes dirigentes de la izquierda. No existe registro escrito ni verbal, en los cuales los venezolanos y venezolanas de ayer y hoy, podamos verlo u oírlo haciéndole un llamado al Comité Ejecutivo de Acción Democrática (antiguo CEN) pidiéndole que cesara su política de torturar y desaparecer a jóvenes.

Respetadísimo cabillero Edgar Zambrano, en estos días me he dado a la tarea de revisar detalles de las gestiones que usted ha venido adelantando para lograr la libertad de políticos que se encuentran presos. Al terminar de revisar casi toda la información que esta gestión ha producido, uno, aun queriendo encontrar otra razón que lo haya movido, concluye que no ha dejado usted de ser un auténtico adeco. Vive plenamente la “cultura” de la AD de cabilleros y con una policía de matones. Al “olvidar” su tiempo en el poder, sigue atado a esa “cultura”.

Esta gestión pudo ser una oportunidad para limpiar un poco la historia de un partido que mantuvo una policía política formada para torturar, desaparecer y asesinar a dirigentes de izquierda. Pudo ser una oportunidad para que AD (y Copei también) lograran reivindicarse frente a la práctica permanente de llevar a la cárcel a cientos de venezolanos sin respetarles sus más elementales derechos humanos.

Pudo ser una oportunidad para que AD, a través de su gestión, nos permitiera sacarnos ese slogan lanzado por Betancourt al que ustedes llamaban el padre de la democracia y que se resumía en una frase corta: Disparen primero y averigüen después. Los Stroessner, Pinochet, Banzer y Videla debieron aprender de esta manera de hacer política.

Le molesta tal vez por sus razones de cabillero, que en Venezuela existan políticos presos. Le molestará, por ejemplo, que la ex jueza Afiuni esté encanada por dejar libre a un estafador. Esa molestia no alcanza a las madres venezolanas que aún no saben dónde quedaron sus hijos. Aparecieron los restos de Noel Rodríguez, asesinado por la policía política de AD, pero usted sigue ahí como cabillero, sin pensar en el dolor de esas madres que también tienen el derecho a enterarse qué hicieron con sus hijos y qué parte de su humanidad le desprendieron los matones que ustedes mantenían con la práctica de la tortura.

marcano.evaristo@gmail.com


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Evaristo Marcano Marín


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