Hay hechos que se repiten en la historia de una manera perfecta. Solo cambian los autores. Veamos por ejemplo: El 11 de abril de 2002, en lo que la oposición llamó para el momento la Plaza de la Meritocracia, en Pdvsa, en Chuao, en Caracas, había una gran manifestación donde los líderes de la oposición se peleaban por tomar el micrófono. Desde Pedro Carmona Estanga, Carlos Ortega, Andrés Velásquez y muchos más. Pero fue una señora la que encendió la chispa. La señora Ruth Capriles tomó el micrófono y dijo: “En estos momentos, en la embajada de Cuba, están sacando unos maletines negros donde llevan unas armas”. Y después, ese llamado bastó para que una manifestación de demócratas se acercara a la embajada de Cuba a decirles que se “van a comer las alfombras”, y el alcalde de Baruta, Capriles Radonski, subió por una escalera a pedirle al embajador de Cuba que le dejara revisar la embajada. Desconociendo de plano que estaba violando la inmunidad territorial. Mientras todo esto pasaba, en Globovisión invitaban a escribir en un muro en la Carlota los nombres de los chavistas que estaban siendo perseguidos durante el golpe.
Ahora, una vez que el CNE, el árbitro y el que dice la verdad en unas elecciones, declaró que el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela es Nicolás Maduro Moros, el candidato perdedor, Radonski, no reconoció ese resultado el mismo domingo 14. Y el lunes 15, el periodista Nelson Bocaranda, escribió el siguiente twett: “Informan que en el CDI de La Paz en Gallo Verde, Maracaibo, hay urnas electorales escondidas y los cubanos de allí no las dejan sacar”. Fíjense que dice informan, pero no dice quién informa, no dice la fuente, porque ese es un periodismo de run runes. Sin embargo, esa información bastó para que los mismos que una vez le hicieron caso a Ruth Capriles, ahora le hicieran caso a Bocaranda y salieron a acosar los Centros de Diagnóstico Integral. Una manera de seguir repitiendo la historia y los errores, porque la derecha sabe que para conquistar el poder político, siempre va a contar con gente como esta, que está dispuesta a lo que sea con tal de volver al poder.
