Aunque no tengo su email ni se cómo enviaras la tuya, esa que dijiste hoy que le enviarías al Papa para que sepa quién es Nicolás Maduro, nuestro presidente y comandante Obrero, yo le escribiré también al papa:

Santo PAPA que vives en Roma:

Empezaré por decirte que no soy católico, cristiano sí, a pesar de ser ateo, gracias a dios, como dijo alguien por allí. Pero que creo y respeto a la gente pobre y la gente común, esa que se llama pueblo y su fe enorme en la justicia de la que le habló Jesús de Nazareth.

Hay un político y que venezolano que hoy anunció por las primeras planas que te enviaría una carta para decirte quien es Nicolás Maduro, nuestro presidente electo en democracia, a quien le has dado santa audiencia para la próxima semana.

No te escribo para decirte quien es Nicolás, tú sabrás eso cuando lo veas.

Te escribo para decirte, eso sí, quien es Capriles, por si tiene la capacidad de escribir y hacerte llegar carta alguna.

Capriles es un fascista, de esos que cree en la violencia y la muerte como arma para seguir explotando y dominando al pueblo. Político mediocre que asume en Venezuela a la oposición. Tú, santo papa, no tan de izquierda como algunos curas que he conocido y respetado, pero argentino y latinoamericano al fin, sabes de lo que te hablo. Es un fascista similar o peor a los que en Argentina durante las dictaduras militares asesinaros a mansalva a ese hermoso pueblo, quienes desaparecieron a los que luchaban por las causas justas y traficaron con sus hijos.

Capriles lo único con que comulga en su vida miserable, es exactamente lo que tu patria ha detestado y combatido en sus nuevos gobiernos del pueblo donde hoy está Cristina al frente. Sé que no se llevaban muy bien ustedes dos cuando aun eras un cura argentino, sé que alguna vez, quizá confundido, apoyaste a esos militares asesinos.

Quizá, eso espero, la santidad de tu cargo te permita ver lo que Dios quisiera que vieras, que estos pueblos insurgentes se levantan contra la maldad y la injusticia que manos egoístas y perversas, malditas y asesinas, que han prodigado a los pueblos en nombre de una libertad que no existe, dolor y más dolor cada día de nuestra historia, que solo encubren su falsedad y su odio a los designios de Jesús, tu padre y redentor, al que debes tu gestión en el santo lugar que hoy ocupas.

Que Capriles te va escribir puras mentiras perfumadas de verdades, como arteramente acostumbran los oligarcas y fascistas, te va a decir que Nicolás Maduro nos tiene en un callejón sin salida, cuando es él, Capriles y su corte de capitalistas quienes tienen hoy acosado el destino de nuestra patria, te va a decir muchas mentiras. Yo solo te diré pocas verdades:

Capriles salió por nuestros medios de comunicación, perdón, por sus medios, que son mayoría en Venezuela y el mundo, a exaltar a sus seguidores para que salieran a las calles a descargar “su arrechera” un día después de las últimas elecciones. Esto, Santo Papa, se traduce al español del continente en 11 seres humanos que fueron asesinados por sus seguidores aquel día infernal, en decenas de centros de salud incendiados en los días seguidos a las últimas elecciones. Capriles te escribirá diciéndote que le hicimos trampa, cuando hoy el CNE que maneja nuestros procesos electorales, ha culminado exitosamente una revisión voto a voto de estas elecciones pasadas con cero error, revisión que se hizo, Santo Papa, a su pedido y de la que después no quiso formar parte.

Capriles mantiene junto a los burgueses que lo apoyan un asedio constante contra nuestra economía, escondiendo productos básicos para lograr desánimo en el pueblo y que el pueblo culpe a Nicolás de lo que él hace, apadrinado por los Estados Unidos, por Santos y por la oligarquía nacional. Usa el hambre y la angustia de los pobres como arma política.

Capriles, el que dice que te enviará una carta es un asesino mental, culpable de la violencia y sus resultados luego de las últimas elecciones.

Tú sabrás, santo Papa, a quien creerle, a quien servirle.

En nombre de los hijos e hijas de Jesús de Nazareth y de Chávez, danos tu bendición y comprensión, papa.
¡Chávez vive, la lucha sigue!