Muchos son los visos de farsa, de ópera bufa de la derecha criolla; o como lo evidenciaron el pasado 15 de Abril - versión caprilera de la noche de los cristales rotos- sus actores políticos cuando escenificaron los más deplorables esperpentos valleinclanianos.
En su ensayo Páez y el teatro: un proceso de arielización (2007), Pedro Téllez nos trae una pertinente referencia a esta comedia fiera de la derecha nacional. Recuerda Téllez que el término Cosiata - que daría nombre al acto de traición al Libertador en 1829- se deriva de un sainete donde Páez hacía los roles principales. El Páez “actor” promovería en el año de 1829 la representación de Otelo, de Shakespeare, y curiosamente, los roles secundarios los jugarían quienes un año después serían los miembros de su gabinete. “Un caso único en que el elenco de una obra prefigura un gabinete de gobierno”, dice Téllez.
No es extraño que todas las semanas veamos a la oposición representar a los más cómicos y simbólicos roles en la TV y en el centimetraje de prensa. Esta semana Maricori- la Diputada Plañidera- llama a la “vía armada” y acusa de “traidora” a la América Latina; mientras Rafael Poleo escenifica el papel de Gurú que todo lo mira con ojos de diablo rojo al compararnos con Irán. Y así, HCR se engorra de Candidato Electoral -vía al revocatorio- una vez que desde México le dijeron que no iba al baile en su rol de Estadista. En el elenco están: López (el Caudillo Sifrino), Pablo Medina (El Pobre de la MUD), Ramón Aveledo y Ramón Medina (Embajadores Eméritos) y para completar la comparsa macabra, Richard Mardo, que hace de cordero sacrificial cuando unos meses atrás se ufanaba de dirigir una patota de motorizados en el barrio de Caña de Azúcar, en Maracay. Ahora esta Cosiata sale de los laboratorios comunicacionales dirigidos por la CIA.
¿Se lo seguiremos permitiendo?
