Por el mundo circula todo tipo de seres. La naturaleza dejó espacio a todas y todos. Quienes trascendieron están en la memoria de oro de la historia. Quienes trascendieron al revés, je, je, para su fortuna, también lo están, aunque empañados con una leve tonalidad gris, oscura o rosada, según sea el caso.
Un triste personajillo, apoyado por las fuerzas más retrógradas de nuestro país, hace tiempo se hizo un sitial en el arqueo implacable de nuestro pueblo. Indiscutibles son sus méritos: desde apátrida hasta torpe sin dejar afuera una serie de desaciertos que desplazan a los de Manuel Rosales, quien ahora parece niño de pecho con aquellas locuras que hicieron carcajear hasta a sus seguidores.
La más reciente pifia del sujeto fue intentar ofendernos y molestarnos calificando de galáctico al Comandante Eterno, Hugo Chávez, nombre que en sus labios es casi una ofensa a la humanidad. Tan despistado es este extraviado, que es ahora cuando se percata de que nuestro guía político es galáctico y llega al infinito y más allá, como dice Buzz Lightyear, el accidentado héroe de la comiquita.
A ese nefasto político, por llamarlo de alguna manera, es bueno indicarle que es preferible mil veces que a uno le digan galáctico en lugar de tildarlo con algunas palabras que a él sí le calzan al pelo. Muchas de ellas empiezan por la letra eme. Veamos.
Maluco (¿quién duda que lo es?), maniático (dicen que sus ojos brotan de vez en cuando), mamotreto (¡no gana una!), monigote (¿qué dicen los gringos?), metiche (¿qué hace en la política?), malasangre (no cae bien ni a sus engañados seguidores), mentepollo (cada vez se reduce más y más), muérgano (no quiere a su país), malandro (con el perdón de los malandros honestos), matón (no olvidemos las víctimas de su arrechera el 14 de abril), mula (por dentro lleva malas intenciones) y mentiroso (dice que ama los cubanos, pero cuando puede les da palo).
¿Cómo le dirían ustedes?
¡Chávez vive…la lucha sigue!
