Es definitivo: aunque sea difícil de creer y nos cueste acostumbrarnos a ello, debemos estar siempre dispuestos a que los récords, aún los más inimaginables, pueden ser rotos. Algunos se lo proponen y a con sangre, sudor y lágrimas de por medio, lo logran. Sin embargo, hay otros a los que eso de sobrepasar sus propios límites como que les sale natural. En este último grupo, pertenece la derecha venezolana, que en su incansable escalada digna de un record Guinness, demuestra una capacidad de superarse que no nos saca del asombro.
La defensa automática y a ultranza que algunos han manifestado de Richard Mardo a pesar los recursos recibidos y no justificados ni declarados, soportados en irrebatibles pruebas frente a las que no tiene posibilidad de justificación alguna en el marco de la legalidad, refleja cómo la sinrazón sigue siendo la energía que moviliza a quienes hundidos en la más profunda obcecación, son capaces de justificar lo injustificable. Y es que el manto de las “ayudas sociales” que ha demostrado no alcanzar para cubrir siquiera a Mardo ahora quiere ser estirado para que alcance a abrigar a los sectores opositores más recalcitrantes e irracionales. Si, incomprensible.
El allanamiento de la inmunidad parlamentaria de Mardo aprobado por la Asamblea Nacional –y que valga precisar, de haber estado convencido de su inocencia, él mismo pudo haber evitado al renunciar a ella y facilitar los canales para que una investigación borrara cualquier duda sobre su presunta deshonestidad- es un trecho más en el camino que debe conducir a que sin menoscabo de las jerarquías, las tendencias políticas, los apellidos o los vínculos que cualquiera pueda poseer, todo aquel funcionario que esté vinculado a un hecho de corrupción no sólo sea separado de su cargo, sino que sea juzgado e imputado de manera ejemplarizante. Sólo ello demostrará que la lucha contra la corrupción es realmente sin cuartel y ni miramientos.
Si, esa lucha, que no debe limitarse sólo a la malversación de fondos sino al abuso del poder en cualquier escala, es una tarea pendiente en aras de profundizar la construcción de un modelo político ejemplar que aporte a ese mundo mejor y posible por el cual entregó su vida el Presidente Chávez. Es nuestro tributar su entrega con nuestras mejores prácticas.
Caiga quien caiga, sigamos de frente en la lucha contra la corrupción.
