“Vencer significa lograr la concreción firme, la concreción profunda, la concreción plena y profunda e integral del proyecto nacional de Simón Bolívar”. Hugo Chávez
A tres domingos de las elecciones municipales se suceden jornadas contra la especulación, el acaparamiento, la siniestra usura que ha caracterizado al sector del fascismo del siglo XXI ubicado en Venezuela. Cuando sólo falta menos de un mes para la victoria popular dedicada al máximo líder de la revolución chavista y bolivariana, el pueblo se ha dado cuenta que los mecanismos de ataque económico a través de toda una red de terroristas burgueses que siguen las líneas de Washington sionista se debilitarán aún más aprobando la ley habilitante que el presidente obrero espera legitimen en la Asamblea Nacional. Por todas partes explotan y salen a la luz infinidad de métodos para saquear al país como lo viene lenta y silenciosamente haciendo el sector fascista que odia al pueblo venezolano, a su historia, a su suelo, a sus raíces, a su sangre y a su memoria. El raspado de tarjetas para revender divisas casi diez veces más del costo establecido por la ley desenmascaran al sector opositor como una banda de mercenarios ocupando espacios para delinquir, sabotear, acaparar, desabastecer, y mercantilizar la crisis. Pero no se dan cuenta que durante 15 años de historia que no perdona un minuto de distracción geopolítica los ha dejado sin programa para gobernar, sin objetivos coherentes, sólo han manifestado el más radical egoísmo y la obsesión frenética de hacer colapsar violentamente el Estado venezolano. Ocupa sus mentes el odio, el deseo de destruir, desconocer las reglas y normas democráticas, y propiciar un caos que obligue al imperio apoyado por aliados europeos a intervenir en Venezuela. En definitiva, fracaso electoral tras fracaso, sólo aspiran generar sistemáticamente (golpe suave) inestabilidad, sustentando la idea que ya han fabricado las estructuras mediáticas del complejo militaro industrial que tiraniza al planeta. Disociados como lo están no ajustan a pensar por sí mismos y sólo mantienen un único pensamiento leimotivizador: destruir el chavismo, sacar a Maduro y entregar Venezuela al mercado internacional. En verdad que el fascismo amarillo lambebotas del imperio y lacayo del sistema asesino de niños del mundo no hace nada por mejorar su campaña electoral ni sus objetivos políticos porque no amparan su gestión principios, sino simplemente intereses. La dinerocracia que desgobierna al mundo tiene en este sector fascista del siglo XXI venezolano al más disociado de todos los grupos humanos. Sólo por ser Venezuela territorio bolivariano y despertar en la conciencia colectiva la magnitud del legado de Simón Bolívar y su gesta inmortal ejerce un poder psicológico y existencial sin comparación. Pues, la oposición criolla, vendepatria y usurera sólo rescata al Bolívar fabricado por el imperio. Al igual que hicieron con el Congreso de Panamá en el siglo XIX nacido para articular políticas y darle al mundo entero la noción de Moral y Luces, corrompieron el legado bolivariano degenerando instituciones hasta convertir un proyecto de unidad continental en lo que son hoy organismos tales como OEA que han servido para orientar políticas gringas y bajo los intereses de las administraciones gringas. Vemos durante muchos años la corrupción y degeneración de los verdaderos principios y motivaciones que dieron a nuestros próceres la voluntad y la razón para triunfar y darnos Patria. Observando fríamente la realidad histórica que llevó a nuestro comandante máximo a inmolarse por el ideario de rectitud espiritual, moral y luces bolivarianas vuelven a conectarlo con principios y virtudes recomendadas en los Evangelios. El camino, la verdad y la vida reunidas en la unidad de la palabra, pensar y obras de nuestro redentor hizo eco en el corazón revolucionario de Hugo Chávez, y el latir de ese corazón irrigó con sangre derramada por todo el continente de venezolanos que saliendo de Los Llanos apureños no temieron escalar más de 4000 metros de altura en los altiplanos del Perú para dar a luz a Bolivia: utopía de república libertaria.
A más de doscientos años del grito libertario en Caracas y con el alma herida por la física desaparición del héroe de nuestros tiempos recién en marzo de este corriente año el pueblo venezolano consciente de su legado bolivariano y chavista, cristiano y crístico vuelve a la lucha, la batalla, y a la victoria para sostener el edificio de un Estado que impone justicia a través de las leyes, cultiva la soberanía obedeciendo al pueblo y conquista la independencia mediante la unidad político doctrinaria que conduce un proceso colectivo de regeneración y dignidad nunca antes visto. Así tenemos dos escenarios mezclándose en nuestra realidad cotidiana, uno que no duda en admitir su filiación al sistema más degradante y homicida que se haya tenido registro (el capitalismo salvaje) y cumple a cabalidad la orden imperial de abrir el camino a los usureros mayores. Y otro escenario donde venezolanos y venezolanas y residentes en el país que han tomado conciencia de la necesidad de dignificar lo que somos como pueblo, nación y Estado. Guiados por un camino de gloria, robustecidos por una verdad que cala nuestros huesos y entregados a la vida que conquistará la suprema felicidad anhelada por generaciones. Siguiendo el legado revolucionario de nuestro Libertador para no sólo ser grandes (victoriosos y fuertes) sino también y sobre todo tener virtudes. El 8 de diciembre próximo demostraremos que clase de bolivarianos y seguidores de Hugo Chávez somos en Venezuela. Y eso, el fascismo criollo teme, y sospechando otra derrota inaceptable, prepara sus tradicionales guarimbas, saboteos, trancas, usura, acaparamiento, y sobre todo la mentira. Nosotros apelamos a la conciencia ciudadana de republicanos bolivarianos y a la conciencia revolucionaria de combatientes chavistas destinados a ser libres, lo demás no importa nada.
