Yo no creo que tú me recuerdes Guillermo, pero aunque nunca cruzamos más que los saludos, yo te conozco desde tu juventud, cuando aún no eras famoso, durante el tiempo en que tus canciones sonaban y las cantábamos todos, cosa que de verdad extraño. Te recuerdo afinando siempre tu guitarra en el jardín de Arte de Venezuela, creo que así se llamaba aquel lugar tan grato de La Florida donde Levy Rusell tenía su teatro.
Con mucho dolor he leído una noticia en la que tu botaste de un automercado a Roque, un joven cantante, solo por el hecho de tus diferencias políticas, aparentemente tú enardecido hiciste que la clientela del supermercado lo abuchara y lo sacara a la calle.
Yo no podría escribir para agredirte con mis palabras, como seguramente tú lo hiciste con las tuyas ante la presencia de Roque Valero. ¡No! ¡No puedo!
Todos estos días he sentido que el odio de quienes adversan la revolución en la que milito y creo, se ha desbordado con locura. No logro entenderlo realmente, si lo único que ocurrió y de muy buenas maneras es que se defendió el derecho a poder tener acceso a los mismos productos que tu viste en el supermercado con precios cada día más elevados producto de la guerra económica. No logro entender que ustedes, quienes adversan al gobierno que eligió la mayoría, se vuelvan como locos ante una acción de gobierno que bajo los precios, más nada.
Quizá tú tampoco entendías por qué te había cerrado la puerta mamita.
Y es por eso que hoy solo quiero expresarte la pena que siento ante tu odio hacia otro venezolano, con los mismos derechos que tú como venezolano tienes.
Quiero invitarte a recapacitar y a que le des las disculpas que le debes tanto a Roque Valero como a quienes escuchamos tus viejas canciones, yo jamás te vi participar en política, tú no eres político, eres solo cantante. Hay cantantes que son políticos, pero no creo que sea tu caso.
Que desagradable ver el odio en tu cara, en tu voz y tus actos. Verlo en todas y todos los que adversan la decisión de las mayorías. Seguramente, si llegas a leerme, ya estarás diciendo que cual mayoría si Nicolás hizo trampa y es colombiano y aquí lo que está pasando es que llegaron los comunistas come niños.
¡Ábreme la puerta!
Abre tu corazón a Venezuela, que aunque seamos diversos y pensemos diferentes es de todas y todos. Sin ese odio que hace botar a un compatriota de un mercado y cerrarle la puerta.
Aprende a no dejarte usar por el fascismo, que es exactamente lo que hiciste en ese mercado, actuaste como fascista cegado por el odio.
Tu siempre fuiste diferente, vuelve a serlo, sin que nada te detenga.