Cero tregua y mosca con el chantaje

El pueblo con sus setencias y refranes es certero, sabio y cada expresión de estas es una verdad axiomática y en este caso caben dos: Guerra avisada no mata soldado y Después de ojo afuera no vale Santa Lucía.

Nos referimos a la vicrtimización de los sindicatos de especualdores y estafadores del pueblo, que ahora despúes que se la dieron de duros ahora están pidiendo Time, como deciamos en los juegos de toque o Pancho Jolo, cuando no exisrtían tantos dardos envenenados, como los existentes para entretener a los muchachos de hoy, que les condicionan para lo peor de sus vidas.

Los cierto es que el presidente obrero Nicolás Maduro, al igual que el Comandante eterno Hugo Rafael Chávez Frías, se cansó de pedir a los comerciantes y empresarios en general que se acogieran a la constitución de la República Bolivraiana de Venezuela, que se conformaran con las ganancias justas y que no le obligaran a tomar medidas drásticas.

En esa  letanía estuvo seis meses, desde que fue jurametado Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela. Todos los días, en los medios bolivarianos y cuantas veces en cadena nacional, casi que suplicándoles que no le llevaran al terreno de tomar medidas drásticas, poque una vez tomada la decisión final no fuesen a salir pidiendo tiempo, porque no hay.

Pués bien, los dirigentes y miembros de los sindicatos de especualdores y su cúpula federativa, seguramente entre escocés y escocés y finos vinos se cansarian de burlarse del incompetente obrero, autobusero, porque es así como lo ven los burgueses estafadores del pueblo.

Seguramente viendo la cara de bonachón de Nicolás, se dirian, -que vá este es un pan de azucar, -este gafo es puro cuento, pura muela, pura amenaza, pero no tiene pelotas para tomar las decisiones con que amenaza. Y como estan montados en el golpe blando en vez de oír al presidente, de buscar el dáilogo, como se los pedía todos los días del mundo, se confabularon, para arreciar el golpe y los precios que venian aumentando mensualmente, comenzaron a cambiarlos semanalmente y luego cada noche, en busca de fastidiar a la población que ya no veía la oportunidad de comprar ni siquiera una plancha, mucho menos una nevera, umn acondicionador de aire o un refrigerador, que solo estaban al alvance de los millonarios. Otro tanto hacen con los alimentos, que todavía están siendo herramientas del golpe, donde un kilo de leche en polvo, cuyo costo no llega a 20 bolívares, está en 180 bolívares. Esta situación nos llevaba directos a una implosión social, donde seguramente habría corrido la sangre, fundamentalmente de los especuladores, porque hay que estar claro, aqui a la hora de una rebelión civil, el pueblo sabe a quien y donde buscar. Eso habria sido una situación dolorosa y de largo alcance porque habria traido la intervención militar externa, que es lo que buscan los lacayos del imperio, a quienes no le importa sacrificar parte de sus compinches, con tal de alcanzar sus objetivos.

Previendo esto el presidente Maduro, tomó  las medidas preventivas. Porque  conoce a su pueblo, no a través de los medios burgueses, sino de su convivencia desde niño en los barrios pobres de Caracas y sus luchas sociales, desde la pubertad, que lo llevaron a sentir en carne propia como todos los jóvenes de la época, el escarnio y la persecución de un régimen lacayo del imperio, cuyos presidentes una vez electos, antes de  ir a casa, tomaban un avión directo a Washington a pedir instrucciones al amo, a cerca de que hacer como nuevos administradores de la colonia del Tio Sam.

Eso condujo al infausto Caracazo, que dejó mas de tres mil muertos, caídos bajo las balas asesinas de las fuerzas de la represión del régimen de Carlos Andrés Pérez, en su segunda presidencia, apadrinado por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que con sus políticas de shock, llevaron al pueblo a la desesperación y bajaron los cerros  a reclamar a la burguesía lo que por años les había robado.

En esa ocasión no hubo intervención, porque la matanza era dirigida desde Washington, para darle escarmiento a unas turbas maleducadas que habían osado desobedecer las órdenes emanadas de su soberano.

Pero si en la Venezuela bolivariana, ocurre una rebelión como esa  en 24 horas tenemos los Marines, cual perros amaestrados asesinando, violando y saqueando en territorio venezolano, para dejar la democracia y libertad que sembraron en Irak, Afganistan, Libia y que ahora tratan de imponer en Siria.

O como la que tienen en Colombia, donde campesino que ose sembrar su finca con semilla que no esté certificada por las empresas transnacionales, como la Bayer, Monsanto, DuPont, Dow o Sygenta, que están imponiendo los transgénicos, son criminalizados y llevados a juicio, con penas de hasta ocho años de prisión, por el solo hecho de hacer uso del derecho que tiene el agricultor colombiano a defender la producción de semilla autóctona, cuyos resultados está probado que son superiores a los de las transnacionales. .

Los m miembros de la Red de Semillas Libres de Colombia, son perseguidos y sometidos a juicio como criminales, por la implantación de la legislación norteamericana que en Texas, tiene una oposición tenaz, en la defensa del ecosistema y de la salud del planeta.

Esa es la democracia que quieren para Venezuela, los golpistas que declararon la guerra económica contra nuestro pueblo, y que ahora como están viendo frustrada su acción criminal, vienen con el chantaje de que el 60 por ciento del comercio está cerrado por las intervenciones o por temor a los ataques de grupos extremistas y llamando al gobierno a sentarse en mesas de dialogo.

Pues no camarada presidente, no caiga en esa trampa, esos sindicatos de ladrones y estafadores del pueblo, lo que quieren es ganar tiempo, oxigenarse para ir por el plan B. La guerra es guerra y quien la declara se atiene a las consecuencias.

A estas alturas no puede haber diálogo y mucho menos prestar oído al chantaje de quienes de criminales quieren erigirse en víctimas. La única víctima de esta guerra criminal, que forma parte del golpe lento, es el pueblo, que todavía está pagando las consecuencias, porque mientras las cabezas visibles de la mafia pides tregua, la familia, sigue explotando y especulando al pueblo con las exorbitantes ganancias en la ropa, calzado y alimentos, donde la guerra no cesa. Cero, tregua y mosca con el chantaje.



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Cástor Díaz

Periodista CNP 2414

 cd2620@gmail.com

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