La tragedia de inicio de año que enluta a hogares venezolanos, por el vil asesinato la ex Mis Venezuela y actriz Mónica Spearts y su esposo, ha provocado reacciones diversas; unas producto de la admiración que muchos televidentes sentían por al artista, otros simplemente como humanos a quienes nos conmueve cuando pierde la vida un ser, en cualquier lugar del planeta. Pero está en las redes sociales, en la palestra un tipo de reacción, que únicamente genera asco y pena ajena. Asco, contra quienes han hecho de esta tragedia un festín para sacarle provecho politiquero, y, pena ajena, por quienes siguen esa clase de buitres sin alas. Con el perdón de esas útiles aves, que no tienen culpa que haya especímenes de su mismo reino que en sentido figurado, intenten competir con ellas.
Nos referimos a la forma como esa oposición sin rumbo, sin ética, sin principios y sin sentimientos, ha abordado esta tragedia, para de manera soterrada sin importarle el dolor de la familia y de amigos y seguidores de las víctimas, presentar como culpable al gobierno revolucionario, en busca de beneficio político.
El primero en salir con falsos alardes de solidaridad, pacifista y deseos de dialogo, fue un delincuente habitual, que ante la ausencia de liderazgo en el sector opositor, se ha auto proclamado como representante de esos venezolanos, que disienten del chavismo.
El irresponsable que ha abandonado sus obligaciones en el Estado para el cual fue electo gobernador y que de paso, es la región que registra los índices mas elevados de inseguridad, saltó de igualado, llamando al presidente Nicolás Maduro, con el tupé de: Usted y yo con las diferencias que tenemos vamos a unirnos para enfrentar la violencia en el país”. Un infeliz a quien la oposición racional ha aislado y rechazado en todos los planos, que acabó incluso con los bomberos del Estado bajo su gobierno, que el 14A de 2013, propició la matanza de doce compatriotas entre ellos dos adolescentes que fueron vilmente asesinados por un beodo acicateado por el llamado que este personaje hizo a sus seguidores para que salieran a la calle a “Drenar esa arrechera”, contra quienes le habían derrotado en sus aspiraciones presidenciales, viene ahora con posturas contra la violencia y de solidaridad, nada más que con la finalidad de ganar centimetraje y espacios en los medios impresos, radio eléctricos y televisivos , en busca de oxigeno político para sus alicaídas pretensiones.
Causa estupor, como la irracionalidad fascista ha tomado las redes sociales, para hacer de esta tragedia un circo politiquero. No hay duda que estamos frente a una montonera de inescrupulosos que jamás podrán ser interlocutores válidos frente al proceso revolucionario.
La política debe hacerse con “P” mayúscula, mediante propuestas alternativas a la del gobierno, pero no echar a la espalda todos los principios, valores éticos y sentimientos humanos, para aferrados a la carroña, tratar de escalar la cima de la montaña, que el pueblo en el pasado puso en sus manos dándoles una oportunidad y por agradecimiento, traicionaron y oprimieron a sus electores durante medio siglo, con una férrea dictadura de la oligarquía contra las mayorías, comparable solo al periodo de Pinochet en Chile.
Es por eso que en cada rincón de Venezuela oímos como el pueblo clama y reclama”Prohibido olvidar y No volverán”, consignas que desesperan a la oposición herencia de la IV República, que cada día aboga, porque se olvide el pasado y miremos al futuro.
Pero...¿Como olvidar las masacres de estudiantes liceístas, universitarios, obreros y campesinos, que rindieron sus vidas y tiñeron con su sangre las calles, avenidas, caminos reales y montañas de la patria, reclamando justicia, igualdad y libertad, frente a una dictadura de la corrupta oligarquía, que entregó la soberanía nacional al imperio norteamericano, para que le mantuviera en el poder.
Esos mismos personajes, que en el pasado reciente utilizaron a la Fuerza Armada, formada en la Escuela de las Américas de Panamá, a la policía uniformada y a la llamada policía política, para exterminar al pueblo rebelde, son los mismos, que hoy día y en esta hora de dolor, comandan a Los carroñeros del circo.