Hay un mundo de situaciones que pone en evidencia lo lamentable y triste del asesinato de Mónica Spear y su pareja. Lo que no deja de asombrarnos, aunque tenemos conciencia de ello, es la reacción de las cabezas visibles de la oposición y cómo su porquería forma de observar el mundo o ciertas realidades, se hace y es efectivamente cínica.
De su cinismo ya también tenemos conciencia, pero cada vez nos asombra más; observar que ese cinismo lleva implícito una manera de observar cómo perciben a sus seguidores y cómo esos seguidores no son capaces de verlos desnudos y con una andar enteramente hipocritica.
Mónica Spear, lamentablemente asesinada junto a su pareja es un dato más para leer y entender ese cochino mundo de la oposición. Cualquier discurso u opinión fabricada por un líder de la MUD es exactamente el mismo. Pude haber escogido en los medios cualquiera de ellos, pero el que más reciente leí, fue el de Eduardo Fernández, que es un señor que debe tener más de 70 años, ha vivido (supuestamente) en este país porque hasta candidato presidencial ha sido en más de una oportunidad.
Se lamenta mucho la muerte de esta joven madre y artista venezolana. No sé, porque no soy usuarios de las telenovelas venezolanas desde hace mucho tiempo, pero tal vez, digo ahora, Mónica Spear fue protagonista o tuvo una destacada actuación en una novela en la cual se mató a alguien, hubo un tipo mafioso acabando con medio mundo con sus intrigas mafiosas, un secuestro y otras situaciones de violencia. Tal vez si saberlo, Mónica Spear promovió un modelo de comunidad en la cual estos hechos vas sintiéndose como parte de la vida y como una ruleta que toma por sorpresa a unos y otros. Tal vez y sin saberlo, Mónica Spear ayudo a sembrar una cultura sobre la violencia que la MUD asume muy claramente. Frente a la violencia hay muertes que importa y otras muertes que importan poco y ahí el discurso comienza a verse como un discurso cínico y vació.
Este viernes 17 de enero de 2014, tuvimos la oportunidad de leer y sentir, cómo Eduardo Fernández nos invita a sentirnos que somos Mónica y Henry Thomas y Maya. Se tuvo la oportunidad de leer y observar a Eduardo Fernández, reclamándonos que Todos tenemos que elevar un grito protesta enardecido. Todos tenemos [frente a la muerte violenta] que elevar nuestras oraciones al cielo. La lamentable muerte de esta joven madre venezolana lo sensibilizó y lo enardeció. Hace muy poco tiempo hubo once venezolanos y venezolanas asesinados por la violencia y este señor ni se molestó para nada.
No hace falta ser muy inteligente para entender cómo la MUD está cuadrada tan especial y particularmente con la cultura de la violencia y la muerte. Hoy este señor pide esto porque la ruleta de la cultura de la violencia tomo por sorpresa a esta joven madre venezolana, pero Eduardo se enardece sólo porque esa ruleta de la cultura de la violencia tomo por sorpresa a Mónica. Hasta frente a la muerte, la oposición y sus líderes tienen su mensaje perverso y de unas muertes por violencia que son importantes y otros que no.
Eduardo se pregunta: ¿Dónde está el Estado y el gobierno? Llega ahí, porque su cinismo le permite llegar sólo hasta ese punto. Después de ahí, no hay más preguntas ni situaciones que cuestionar. Ahí está la razón de un discurso paju.. que definitivamente es un aliado o una pieza de esa cultura de la violencia que observan sesgada y cínicamente.