Definitivamente los disociados sicóticos de la oposición requieren de tratamiento siquiátrico. Si no se tratan, su locura no tiene vuelta atrás. La tarde de este martes, mientras tomaba un cafecito y sacaba el crucigrama de Últimas Noticias y El Nacional en una escualidisima panadería de Lechería, un señor joven y bastante entrado de kilos, pasó por el lado de mi mesa y, cual puta de botiquín barato, tiró esta punta: “En una semana cae Maduro”.
De entrada, créanmelo pensé que el tipo estaba echando broma. Pero al verle el rostro desencajado y la mirada Fenobarbital, tipo loco e carretera, caí en cuenta que el tercio estaba hablando en serio. Por supuesto que le caí encima sin darle tiempo a retruque “Conque piensan ustedes los escuálidos tumbar a Maduro con marchitas como la de este 12 de febrero. De verdad caballero Chávez los volvió locos”.
El gordo disociado se sentó en una mesa contigua a la mía. Con él estaba otro gordito; pero un pelo más joven. Les informo que llamo a esa panadería Plaza Altamira II porque el 90 por ciento de sus asiduos clientes son escuálidos crónicos a nivel de metástasis. El segundo gordito se sumó al sueño imposible de su compañero de mesa. Pero. Casualidad. En ese momento los chavistas éramos más y no los tragamos “ contiropa”. Los gorditos escuálidos no se esperaban ese contraataque en cayapa. Así hay que hacerles a esos opositores tipo loro cada vez que lleguen a los espacios públicos y se pongan a hablar paja del Proceso.