Cuando la ceguera que producen los odios cruzados en algunos jóvenes del país, cuando ese odio es más fuerte que la sensatez, tanto que prefieren la guerra ante la convivencia y la tolerancia, es cuando descubrimos cómo toda esa doctrina del mal de las fuerzas extranjeras han destruidos las emociones y los sentimientos de la esencia de la juventud. Cómo han influido los mensajes del odio, del racismo, de la xenofobia, en estos jóvenes que aman “destrozar” en vez de “construir”. De allí que cada día tenemos que asumir un comportamiento edificante, fructífero, para no caer en las discusiones que avivan el disentimiento, los pugilatos, contra quienes no quieren escuchar argumentos, mientras te espetan una sarta de violencia que maculan tus convicciones de vida y tus certezas de amor y de paz.
La doctrina del mal es mutante, cíclica, sin ética ni lealtad, carece de piedad y mucho menos de compasión, es la resina que resulta cuando se muelen las ambiciones personales con la violencia y las frustraciones. La doctrina del mal ha sido inoculada en el país desde hace años por esos medios de desinformación que se negaron a la aceptación de la voz de las mayorías, que se prestaron al juego imperial de derrocar y acabar con este proceso revolucionario que le ha impedido obtener a su beneplácito las riquezas de este suelo bendecido. La doctrina del mal cuenta con todos los recursos económicos para reclutar a jóvenes ilusos que, con argumentos sinsentidos, son usados y tarifados con dinero del imperio y del narcotráfico, para destruir la apacibilidad del país, para destruir la posibilidad cierta de construir una sociedad cada vez más plena de paz, de justicia, de igualdad, de liberad y autodeterminación.
Produce vergüenza ver como algunos azuzadores cobran tres mil bolívares diarios para prestarse al juego de la guerra. Para estimular a la provocación social y tratar de arrimar al país a una guerra social, es allí donde los padres y representantes de jóvenes incautos deben asumir la responsabilidad nacional de evitar desgracias y lutos a las comunidades de la patria.
La invitación es a esos padres y representantes a analizar con detenimiento toda la semántica de odio que rueda en las redes sociales, cómo las manipulaciones emocionales estimulan a jóvenes a crearse un mundo virtual de un país insostenible, anárquico y sin timón. Un ejemplo claro fue la entrega y detención de Leopoldo López, quien no tenía otra alternativa que presentarse y asumir su rol ante los hechos ocurridos durante la violencia del 12 y días subsiguientes. Todo un guión de película para fortalecer al contrahéroe: flores, llanto, esposa, hijos, bandera, familiares. Cuando en verdad hay que pensar en los familiares de los muertos provocados por esas andanzas oscuras de avivar a la muerte. Hay familias que enlutaron este mes del amor, hay personas que viven en zozobras por estos hechos violentos y todo eso son hechos punibles ante la historia y la justicia venezolana. Leopoldo López quien en el 2002, en esas horas aciagas de la patria cuando la locura llegó al poder, se prestó para que le dieran unos “cocotazos” y vejaran al ministro de Interior Rodríguez Chacín; nuestro gobierno y el sistema de administración de justicia le ofreció todas las oportunidades para que se pusiese a derecho resguardando y preservando todas sus garantías constitucionales…, marcadas diferencias, que todos debemos analizar.