Es una constante en alcaldes y alcaldesas de oposición el eterno llantén por la supuesta falta de recursos para recoger la basura de sus calles, cuento que por cierto cada vez más parece eso: un cuento. Que lo digan guarimberas y guarimberos.
El hecho es que Suecia se las pone bombita a las mandatarias y mandatarios municipales. En Suecia necesitan basura. Así como lo lee. Se ven en la necesidad de importarla, porque la propia se extingió y ahora confrontan un serio problema para proporcionar energía a la población, pues, es de la basura de donde la extraen.
Según el cable, “sólo un 4% de sus desperdicios va a un relleno sanitario. El resto se transforma en electricidad y calefacción para miles de hogares”.
Está tan apretada la cosa para los suecos, que no pueden hacerse los suecos y tomaron la decisión de importar desde Holanda ¡800 mil toneladas de residuos sólidos! El déficit, como se nota, es alarmante.
¿Cuánto no hubiese servido para nuestros hermanos del norte europeo, las toneladas que los antisociales fascistas han empleado desde el 12 de febrero no solo para aterrar a la población sino para sembrar muertes y odios en parte de ella?
La información añade que en aquella nación “la separación de la basura es parte de una cultura cívica”, sensata opción humana ampliamente diferente del insensato caprichito que el fascismo del sifrimalandraje tarifado aplica para poner en jaque, sobre todo, a la clase media del este caraqueño.
¿Las autoridades de Chacao, El Hatillo, Baruta, Sucre y Maracaibo, por nombrar algunas, estarían dispuestas a dialogar con sus pares de Estocolmo, Kavlinge, Finspang, Salem y/u otras para matar varios pájaros de un tiro a la vez? Desde ya podrían ordenar a sus equipos y asesores la articulación de encuentros con sus blanquísimos pares y ganar tiempo. Aprovechen, incluso, de mandar bien empaquetaditos a unos cuantos montaguayas. Pa’ algo deben servir en aquellas ardientes plantas de tratamiento.
¡Chávez vive…la lucha sigue!
