Cada vez son más fuertes las evidencias que demuestran que la violencia desatada en Venezuela corresponde a una estrategia que busca resquebrajar la estructura política y social del país y de sus instituciones democráticas, y volcarlo hacia una situación de total conmoción que facilite el derrumbe del Estado y la intervención extranjera bajo la doctrina intervencionista de la “responsabilidad de proteger”, y de esta manera acabar con la Revolución Bolivariana que ha venido amenazando de forma determinante los intereses geopolíticos de potencias en el continente.
El 11 de abril de 2014, francotiradores y policías dispararon de manera indiscriminada contra la población que manifestaba en contra y a favor del gobierno, para así culpar de la masacre al Presidente Chávez, y de esta manera provocar su renuncia y eventual asesinato o salida del país, para darle paso a la oligarquía neoliberal, representada por Pedro Carmona, que restituyera el orden político de sumisión y control por el capital internacional de las grandes potencias.
Muy a pesar de la abrumadora campaña mediática de mentiras, manipulación y censura que presentaba a los Círculos Bolivarianos como engendros del terror que, bajo las órdenes de Chávez, dispararon mansalva a una manifestación pacifica que nunca cruzó Puente Llaguno, la verdad encontró su cauce y eventualmente conocimos la verdad que muchos aun quieren ignorar.
El 12 de febrero de 2014 se repite la historia. Como sacado de un manual, francotiradores y uniformados salen a disparar indiscriminadamente, luego que las brigadas fascistas de Leopoldo López irrumpen con violencia al termino de una marcha opositora que había sido protegida y custodiada por las fuerzas del orden público. De acuerdo a los testimonios que ha recogido recientemente el diario Últimas Noticias, fue un milagro que la balacera que se produjo ese día solo haya alcanzado a terminar, muy lamentablemente, la vida de dos personas, por cierto, una que manifestaba a favor del gobierno y otra que lo hacia con la oposición.
Nuevamente, la derecha reaccionaria señaló a los “colectivos”, armados por el gobierno, como los responsables de estos asesinatos. A falta de Círculos Bolivarianos, los colectivos populares, culturales, de artistas e intelectuales, de gays, lesbianas y transgéneros, deportivos, con capacidad diversa, entre otros, que hacen y practican la democracia participativa y protagónica que garantiza nuestra Constitución, pagaban por su osadía, aunque en la realidad solo les haya servido de excusa a la derecha opositora para auspiciar y esconder la violencia fascista de la que ahora sus propios seguidores son victimas.
En Ucrania sucedió exactamente igual.
Así lo revela una conversación telefónica entre el Ministro de Relaciones Exteriores de Estonia, Urmas Paet, con la Alta Representante para Asuntos Exteriores de la Unión Europea, Catherine Ashton, del pasado 25 de febrero, cuando las manifestaciones en Ucrania se encontraban en su momento más álgido.
En esta conversación, divulgada recientemente por la prensa, el Canciller Paet asegura que los francotiradores que dispararon contra los manifestantes y la policía en Kiev no actuaban bajo las ordenes del Presidente derrocado Víktor Yanukóvich, como lo han afirmado los medios y las grandes potencias, sino que fueron contratados por los líderes opositores de Maidan, especie de MUD ucraniana, tanto por lo derechista y golpista como por lo pitiyankee.
Decía el Canciller Paet en la conversación con Ashton que “existe actualmente la comprensión cada vez más fuerte de que detrás de los francotiradores, no estaba Yanukóvich, sino alguien de la nueva coalición".
Es indudable que este manual de nuevo Golpe de Estado tiene su marca “Made in USA”. Y quizás nadie ha sido tan elocuente como el Presidente de Rusia, Vladimir Putin, cuando afirmaba hace unos días:
“Nuestros socios, especialmente en EEUU, siempre tienen claros sus intereses geopolíticos y los persiguen de una manera muy agresiva, y, luego, guiados por la conocida frase ‘quien no esté con nosotros está contra nosotros’, arrastran hacia ellos al resto del mundo. Y a los que no se someten, los empiezan a ‘golpetear’ y finalmente logran quedarse con lo suyo”.
Para luego sentenciar de manera firme y categórica:
“A veces tengo la sensación de que en EEUU hay gente haciendo experimentos como si estuvieran en un laboratorio con ratas, sin pensar en qué consecuencias puede tener todo esto. Convirtieron la vida política de Ucrania en una farsa”.
Y lo mismo quiere hacer en Venezuela.
Chávez lo advirtió en su Última Proclama del 8 de diciembre de 2012:
“No faltarán los que traten de aprovechar coyunturas difíciles para mantener ese empeño de la restauración del capitalismo, del neoliberalismo, para acabar con la Patria”.
Pero Venezuela no es Ucrania.
“No, no podrán, ante esta circunstancia de nuevas dificultades -del tamaño que fueren- la respuesta de todos y de todas los patriotas, los revolucionarios, los que sentimos a la Patria hasta en las vísceras como diría Augusto Mijares, es Unidad, Lucha, Batalla y Victoria”.