La arrogancia del imperialismo norteamericano no perdona ni a sus lacayos más serviles.
Convencidos de su supremacía blanca y espíritu esclavista, el imperio se arma de intolerancia y odio, y despliega toda su prepotencia criminal para arremeter con todo y contra todos, sin importar a quienes se llevan por delante.
La derecha lacaya venezolana se le arrodilla. Le jura lealtad y sumisión, pero recula ante la amenaza de sanciones, temiendo que sus bolsillos sean los primeros perjudicados.
Pero el imperio no perdona desaires ni insolencias, y así se lo hizo saber el pasado 8 de mayo, durante la audiencia sobre Venezuela del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de EEUU.
¿Qué fue lo que realmente pasó en esta audiencia?
El Senado estadounidense convocó a la Asistente del Secretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson, y Tomasz Malinowski, Asistente del Secretario de Estado para la Democracia, Derechos Humanos y Empleo, a dar testimonio sobre la situación en Venezuela. Ambos funcionarios del Departamento de Estado relataron su visión distorsionada de la realidad venezolana, advirtiendo, muy solapadamente, y siempre evitando molestar a la extrema derecha neoconservadora, que no era el momento de aplicar sanciones al gobierno venezolano.
Por su parte, el Presidente del Comité, Robert Menéndez, y su discípulo neofascista, Marco Rubio, así como los senadores derechistas Bob Corker y John McCain, insistían en la necesidad de imponer sanciones inmediatamente a funcionarios venezolanos que, según el mayamero senador Rubio, torturan, asesinan y violan los derechos humanos en Venezuela, y al mismo tiempo pasan sus fines de semana, alardeando en sus lujosos automóviles y apartamentos de Florida, gastando enormes sumas de dinero y riéndose de todos ellos en la cara, mencionando los nombres de la Defensora del Pueblo Gabriela Ramírez, a la Fiscal Luisa Ortega Díaz, al Ministro de Interior Justicia y Paz, Miguel Rodríguez Torres, y a los dueños de Globovisión, entre otros.
Ante desconformidad del Departamento de Estado a imponer sanciones, los senadores neoconservadores presionaron durante toda la audiencia a una Roberta Jacobson débil, temerosa y dubitativa, que muchas veces se vio obligada a manifestar que las “sanciones” eran buenas, pero que el “tiempo” no era el adecuado. Sin embargo, en algún momento tenía que flaquear, y reveló que la propia oposición venezolana fue la que le había pedido expresamente no sancionar al gobierno.
Sorprendido ante tal aseveración, el senador Menéndez no podía creer que después de tantos millones de dólares y apoyo logístico y paramilitar a la extrema derecha venezolana, ésta fuese ahora a recular y pedir un alto a las “sanciones”. Tamaña insolencia no podía ser aceptada por el imperio, así viniese de sus propias filas lacayas. Menéndez necesitaba saber quién había sido capaz de tal atrevimiento.
El diálogo entre Menéndez y Jacobson transcurrió exactamente así:
Senador Menéndez: Déjeme preguntarle una última cuestión, sin decir nombres, porque sé que no usted prefiere no decir nombres (...), ¿puede decirle a este Comité bajo el testimonio que Usted ha dado, que le han pedido específicamente, por miembros la sociedad civil [oposición] que está y que no está participando en negociaciones [mesa de dialogo], no aplicar sanciones por violación de derechos humanos?
[Segundos en silencio]
Roberta Jacobson: Nos han pedido específicamente, no aplicar sanciones en este momento.
SM: No, no he dicho eso...
RJ: Perdón.
SM: Déjeme volver a repetir porque quizás mi inglés es un poco difícil. ¿Le han pedido a Usted, miembros de la sociedad civil [oposición], estén participando o no en la negociación [mesa de dialogo], no aplicar sanciones por violación de derechos humanos? ¿Si o No?
[Segundos en silencio]
RJ: Ah, Ah. [dubitativa] Eh. Yo no, Yo no... No sé exactamente lo que quiere decir. ¿Se refiere a sanciones por violaciones de derechos humanos como está planteado en el proyecto de resolución, dirigida a violadores de derechos humanos? ¿A eso se refiere?
SM: Sanciones contra violadores de derechos humanos.
[Hablan todos al mismo tiempo]
RJ: La respuesta es si. Si eso es lo que usted quiere decir. Si. Si nos han pedido no aplicar sanciones en este momento.
SM: ¿Sanciones por violación de derechos humanos?
RJ: Si. Las sanciones que están ahora en discusión.
SM: Bueno, en un escenario distinto vamos a saber quienes son estas personas que se lo pidieron. Y me encantará escuchar de la sociedad civil [oposición] en Venezuela que ellos NO quieren ver sanciones contra violadores de derechos humanos. Esto lo encontraré increíble, pero si eso es lo que quiere el liderazgo de Venezuela, lo que quiere la sociedad civil [oposición], estaré feliz de escucharlo.
Estas palabras del senador Menéndez hicieron que la derecha venezolana se chorreara. Se puso a correr de un lado a otro sin saber que hacer, y no le quedó más que bajar la cabeza y pedir perdón, jurar que todo fue un malentendido, que la culpa es de Jacobson, que ellos sí quieren sanciones.
Pero no los convencen.
La MUD escribe entonces un comunicado para pedirle explicaciones a Jacobson por tirarlos al pajón.
Ellos en el imperio siguen indignados.
Con evidente desesperación Delza Solórzano estalla y califica a Jacobson de irresponsable y sinvergüenza, negando rotundamente que algún dirigente de la MUD haya realizado alguna solicitud para evitar la imposición de sanciones: “Si su gobierno sabe que en Estados Unidos hay ciudadanos venezolanos que han cometido violaciones a los derechos humanos y actos de corrupción, me parece una sinvergüenzura que no hayan aplicado la ley que establece sanciones”.
Quizás olviden el mal trago, pero el imperio nunca perdona.
“Vamos a saber quienes son estas personas”, dijo el senador Menéndez, mostrando los colmillos del imperialismo a una oposición asustada, sumisa y apátrida.
Estos episodios no hacen sino develar el estado de sumisión de la oposición golpista venezolana ante los intereses imperialistas estadounidenses. La partida física del Comandante Eterno Hugo Chávez, representa la última oportunidad de acabar con la Revolución Bolivariana, y para ello es indispensable continuar promocionado y financiando la violencia paramilitar, con la esperanza de conducir al país al caos general y entonces declarar a Venezuela como un “estado fallido” que les permita alcanzar el colapso total del Estado.
Pero siguen subestimando al pueblo…
¡NO PASARÁN!