Toda familia chavista tiene un opositor y toda familia opositora tiene un chavista.
Ayer leí un Tuiter de un joven opositor que decía: “Hoy me arreché, puse una barricada en el pasillo de mi casa”.
Lo que me hizo pensar que lo que está pasando en nuestra Venezuela es lo mismo, imaginé entonces que este joven opositor tenía, supongamos, un hermano o abuelo chavista, que la barricada en el pasillo de su casa era su “protesta” contra ellos. El hermano o abuelo chavista, familia de este joven opositor, sería confinado a su habitación tan solo por tener, con todo derecho, una posición política diferente. No podría pasar al baño o la cocina por ser chavista y seguramente sería insultado cada vez que abriera la puerta de su cuarto. Le tocarían cacerolas o serían amedrentados con disparos de chinazos, ¿Comenzarían a tirarse los platos y las verduras de una esquina a la otra de su casa? ¿Sería capaz de pedir a un francotirador que lo asesinara?
El odio del joven opositor había tomado el pasillo de un hogar que era, hasta ese momento, de todos. El odio de este joven opositor hacia sus familiares chavistas había roto la tolerancia que por años la mantenía unida con lazos de amor, aun en su diversidad de pensamientos.
El inmenso amor hacia nuestros seres querido ¿dónde se va? ¿Dónde se queda? Amor que va mil veces más allá de nuestras posiciones políticas. ¿Me van a hacer odiar a mis hijos o a mis padres con estas guarimbas violentas?
¿Qué debía suceder ahora? ¿Qué debían hacer el padre y la madre de este hogar?
Sin importar la condición política de los representantes, padre o madre de este joven guarimbero, seguramente, lo reprenderían para defender los derechos al libre tránsito dentro del hogar de los abuelos o hermanos, Lo primero sería un llamado al diálogo y a restituir la paz del hogar. Si el joven opositor enceguecido por su odio no desistiera, deberían sancionarlo y lo más probable imponerle un castigo.
El deber de los padres es mantener el orden del hogar y la feliz convivencia. ¡Que terrible situación tener una guarimba en el pasillo!! Supongamos que la única respuesta del hijo opositor y guarimbero fuera no aceptar el diálogo sino exigir “la salida” de los chavistas de su casa. ¡Que su familia es opositora y que no aceptaría un hermano o abuelo chavista.
¿Si usted, lector, es de oposición y esto pasara en el pasillo de su casa, que haría? ¿Aceptaría que su hijo, opositor como usted, le exigiera que botara a la calle a su padre o a su otro hijo? Yo creo que usted no aceptaría esto. Insistiría en el diálogo porque usted ama a su hijo opositor tanto como seguramente ama a su otro hijo, o familiar chavista. Usted se cansaría de llamar al diálogo y al amor, a la tolerancia y el respeto entre quienes conforman su hogar.
Esto pasa en Venezuela, una familia en la que durante muchos años hay chavistas y opositores.
Una familia en la que durante más de 15 años hemos sido respetuosos de la democracia y la constitución y por medio de elecciones siempre supimos respetar los resultados de las consultas para definir nuestro destino. Hemos sido respetuosos ante las diferencias.
Desde el 12F se desato la barricada en el pasillo de nuestro hogar.
Desde el 12F nuestros hijos e hijas opositores fueron envenenados por el odio y la intolerancia, desde el 12F la violencia rompió con las normas de convivencia, desde el 12F comenzó el asesinato, las bombas molotov, las guayas asesinas amarradas entre los postes, Desde el 12F van más de 30 muertos por esta violencia no dialogante, no electoral, como la misma María Machado, una de las promotoras de las guarimbas, lo expresa.
El odio, la violencia y la muerte se presentaron en el pasillo de nuestra casa. Nuestros hijos e hijas no cesaron su violencia, ni escucharon los llamados al diálogo o a la paz, “el que se cansa pierde” decían, de forma ciega solo aceptaban “la renuncia del jefe del hogar, aquel que se eligió en democracia y con las mayorías de quienes aquí vivimos.
La mentira y la manipulación entraron a casa por los celulares, por las computadoras. Twiter, zello y Facebook fueron portavoces de la guerra a la que nos invitaban, la cizaña feroz e incesante que llama a la guerra fraticida, a matarnos unos a otros en nuestra familia.
El máximo organismo de la ley, el Tribunal Supremo de Justicia TSJ, ha tenido que imponer la ley, ha detenido a quienes no cumpliendo sus deberes como burgo maestres, alcaldes o gobernadores, no solo permitieron sino que apoyaron la guarimba en el pasillo de nuestra casa Venezuela.
La paz solo es posible si se ejerce la justicia. ¿No es lo que usted haría en su casa?
Hoy los susurros de los espantos, Twiter, Zello y Facebook llaman nuevamente a desconocer la ley.
Nuestro presidente ya es para ellos, un dictador, a pesar de haber sido electo en elecciones, un tirano a pesar de haber llamado al diálogo y a la paz hasta cansarse. El odio persiste y nos quiere llevar a una guerra civil ¿Saben lo que eso significa? Solo quieren que otro país nos invada, ¿Sabe usted cuantos moriremos de bando y bando defendiendo nuestras convicciones?
Algo no está bien en casa.
Seas de donde seas, pienses como pienses, debes darte cuenta que algo no está bien aquí. El odio que ciega la razón, está impidiendo que nuestra familia recupere su unidad, dentro de las diferencias, vuelva a vivir con la tolerancia y el buen humor que durante 15 años compartimos a pesar de estar de uno u otro lado.
¿Qué hará usted ante la guarimba en el pasillo de su casa si su hijo le exige que renuncie??
Toda familia chavista tiene un familiar opositor y toda familia opositora tiene un familiar chavista. ¿Qué hacemos?
¿Nos matamos unos a otros? ¿O aprendemos a volver a convivir en paz, aceptándonos y hasta bromeando sobre nuestras diferencias?
¿Quién está sembrando odios??? ¿Quién está sembrando muertos?
Solo de su conciencia amigo opositor o amigo chavista, volverá la paz, el amor y la tolerancia que siempre nos caracterizó a las venezolanas y venezolanos que somos familia, es tiempo de tomar decisiones y actuar.
¡Venezuela es territorio de paz y tolerancia!
¡Si seguimos sembrando odio, seguiremos cosechando sangre!