Los obispos del Sacro Colegio Venezolano, en un arrebato de sinceridad ajena a ellos, revelaron en su recién publicada proclama sediciosa, la causa fundamental de la actual crisis: la pretensión del partido oficial y autoridades de la República de implantar el llamado Plan de la Patria...
Mediana tontería, se están refiriendo al documento que Chávez presentó el 12/6/12, a la consideración de todos los venezolanos para que lo apoyaran en su reelección. Allí planteaba dos supremos objetivos: Independencia y Patria Socialista. Y obtuvo el respaldo de más del 55% del electorado.
Pues bien, esta colegiación, más maldiciente que sacra, en nombre de un dios personalísimo, decidieron que la pretensión de Chávez y de los más de ocho millones de venezolanos que lo apoyaron, puede irse bien largo al carajo, pues ni ellos, ni los venezolanos de oposición se lo van a calar.
Si los obispos fueran ciudadanos como los demás, acudirían al TSJ para pedir la nulidad de ese plan que, por su corte totalitario restringe las libertades ciudadanas y la producción nacional Ah, resulta que ellos sólo se rigen por leyes celestiales, y sucede que en su Cielo no hay separación de poderes, la santa trinidad es una sola.
Esos curas acusan al gobierno de estar criminalizando la protesta ciudadana como si los asesinatos de civiles y de Guardias Nacionales ocasionados por los guarimberos fueran cosas del azar. Y exigen un diálogo con agenda previa y en condiciones de igualdad (¡arrecha arrogancia!), con esos que, desde sus fogatas, gritan que no aceptan la decisión de la mayoría.
Entiendo que a esta Colegiata no les guste que el país camine hacía la independencia y el socialismo. A ellos les gusta más ir de pipí agarrado con gente de la estirpe del Caudillo por la gracias de Dios. Y si ya, en 1999, el Secretario del Vaticano, en nombre del santón Juan Pablo II, intercedió para que soltaran al pobre ancianito Pinochet, no hay por qué asombrarse que aquí apoyen a la Machado, al López o al siciliano Scarano.
