A Ramón Guillermo Aveledo y Ramón José Medina en sus renuncias

He leído sus cartas públicas en donde abandonan sus cargos en la MUD.  En ambas he disfrutado de plumas excelentes aunque escriban con la tinta del bando político contrario al que milito. Quien escribe con creencia en sus ideas y con espíritu político democrático merece mi respeto. Como venezolano asumo el riesgo de felicitarles y me atrevo a pedirles más compromiso con sus creencias democráticas, pues entre líneas he sentido un gran espanto en sus dos escritos, ante lo que dejan en manos de quien asuma la dirección de Mesa de la Unidad.

Hasta el cansancio Chávez pidió a la oposición que se conformara en una fuerza política, que hacía falta para nuestra democracia, que realmente propusiera un proyecto de país antes que ser simplemente opositores a ultranza y cómplices de quienes toman los atajos golpistas, eso cada vez parece ser más un imposible. Quizá es mi temor al leer sus epístolas.

Ramón Guillermo, copeyano y buen político, una vez, al regresar de Cuba, escribió que venía sorprendido pues el ministro de educación de la isla le mostró como en Cuba, en aquellos años, se discutían en los colegios escritos políticos suyos y decía que eso nunca había ocurrido en su propia patria.. Ramón José, a quien veía en el colegio en grados superiores al mío,  estudió en aquel hermoso colegio de Belén Sanjuán, el Instituto de Educación Integral, así que aun siendo de oposición es un político que merece mi respeto porque sé que  Belén Sanjuán nos dejó a todas y todos  el fundamento de creer en nosotros mismos, tengamos la posición que tengamos. A riesgo de ser fustigado por la crítica destructiva tan usada en estos tiempos en cada bando, se lo digo con honor, querido Ramón José, aun teniendo posiciones enfrentadas, usted y yo nacimos en un colegio que tenía un gobierno escolar, con elecciones, que nos enseñó a ser demócratas desde los primeros años. Ambos, políticos de oposición, son seres con capacidad para el debate constructivo que tanto nos hace falta en nuestra democracia.

Muchas son las cosas que podría escribir para separarnos, muchas las cosas que podría reclamar, como quizá igual ustedes. Un diálogo no se comienza en las diferencias sino en los espacios comunes, en las ideas compartidas así éstas sean muy pequeñas, escribo para que me lean y me escuchen, ustedes y los suyos, en un intento del diálogo tan necesario y postergado.

Un viejo adagio que leí un día, decía que lo importante no era como un hombre entraba a la historia sino que lo que importaba era como salía.

Para hablar o dialogar con amigos opositores, cosa un poco desechada por tanto odio que nos separa, dialogar para unirnos en lo que compartamos y respetarnos en las divergencias, siempre practico aquello de ponerme en los zapatos de mi contrincante. Cuando un opositor con criterio habla, cree en lo que dice, así como yo creo en lo que les expongo. Así que al responderles y hacerles llegar mis criterios, parto de compartir algunas de sus apreciaciones sobre la Mesa donde entregan sus cargos, por demás, los principales. Solo ustedes sabrán que está pasando. Yo solo intuyo entre líneas que no es nada que yo pueda aprobar aun cuando no soy de su mesa, pero como venezolano y demócrata sospecho que aquellos que ustedes mismos definen como los toma atajos, o los mujiquitas, están tratando de dar un golpe de estado en la mesa de la Unidad para usarla muy pronto en una nueva asonada violenta y, según mi particular forma de ver las cosas, con lo que ustedes dos no han estado de acuerdo.

De violencia y de guerras se está llenado el planeta. Venezuela no deja de ser un objetivo para los poderes imperiales, eso lo saben ustedes como lo sé yo, el petróleo es geopolíticamente una necesidad para gobiernos foráneos, para un imperio que quiere comprar hasta a los políticos genuinos que queden en las filas opositoras y hasta en las nuestras. La alternativa de un golpe de estado en Venezuela no sería sino el comienzo de una guerra civil en nuestro suelo. Los millones que aman y defienden a Chávez se enfrentarían con los millones que siguen a la Mesa donde ustedes militan, el resto del continente se levantaría en una ola de violencia que todos sabemos cómo comenzará pero nunca cuando ni como terminaría. Los problemas de Venezuela ya no se estarían resolviendo entre venezolanos, los poderes fácticos sobrepasarían todo resquicio de patriotismo de parte y parte. Ganarían solamente los imperios, sepultando toda esperanza de democracia en nuestro suelo, para siempre.

¿Qué va pasar en Venezuela?  Pasará lo que decidamos los venezolanos y venezolanas si somos leales a la patria y a la constitución, estamos a tiempo.

Solo quisiera, con todo el respeto debido, decirles algo. Venezuela requiere de una oposición pensante y patriota. El gran error de la oposición todos estos años, a mi criterio, es que han usado el combustible del odio antes que el amor al país. No se trata de volver atrás, ese pasado que ustedes dejaron lleno de errores y que produjo esta revolución de Chávez. Se trata de una oposición que tenga argumentos y diseñe proyectos que traten de obtener la mayoría, de crear liderazgos nuevos, tan necesarios.

Si fuese que yo tengo razón en las cosas que intuyo que suceden en la MUD, sepan que no solo muchos opositores verían en ustedes una alternativa seria y necesaria, habremos chavistas dispuestos a dialogar y abrir juntos el camino democrático tan necesario para salvar este abismo que separa  casi en dos partes a quienes somos Venezuela. Sepan ustedes, con la honestidad y valentía que han escrito y entregado sus cargos, seguir adelante, construyendo la oposición que respeta la constitución y los designios de la mayoría dentro de nuestra democracia, no sean más nunca cómplices de proyectos fascistas que nos lleven a una guerra tan terrible que nadie puede desearle a Venezuela ni les den cabida dentro de la Mesa en la que han decidido seguir militando.

Con democracia todo, sin democracia nada.



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Raúl Bracho


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