Ignoro si Lorent juega beisbol o al menos le gusta, pero sea una cosa o la otra nunca va a olvidar el dobleplay que le metió el gobierno de Colombia, país en el que ilusamente pensó que violaría las leyes sin que nadie le dijera nada.
El primer out cantado fue lo del apellido. ¡El carajo es Gómez! También es Saleh, es verdad, pero antes de firmar Saleh debe hacerlo como Gómez, tal cual está en la cédula.
Ah, pero es que Gómez no da caché. En este país, conquistado por los españoles, Gómez es cualquiera y armar guarimbas, conspirar, soñar con derrocar gobiernos democráticos y aspirar al regreso de la burguesía, no suena bonito. Y como la historia la hacen los vencedores, imagino que en caso de negada –muy negada- victoria, no será Gómez el apellido que él preferiría que lo retratara como héroe.
El segundo out se lo pintó el gobierno de Juan Manuel Santos cuando lo expulsó, junto a Gabriel Valles, de tierras neogranadinas. Inicialmente la cosa estaba medio enredada aunque uno podía intuir que Gómez no estaba en la hermana república vendiendo cotufas precisamente. El diario El Tiempo publicó fotos alarmante y vergonzosamente escandalosas donde Gómez aparece exhibiendo armas y Valles vistiendo prendas militares. ¿Qué tal?
El rotativo colombiano no se fue por las ramas y frontalmente aseguró que ambas “criaturas” “lograron acceso a uniformes y armas” y que además de ello, “se infiltraron en la Escuela Superior de Guerra haciéndose pasar como estudiantes de una universidad de Bogotá para cursar un taller de ‘Orientación en Defensa Nacional”.
El impreso no arroja pistas para que uno sospeche quién puede ser el alcahueta, en Colombia, de estos delincuentes pero tampoco es difícil imaginarlo ¿verdad?, y como no hay crimen perfecto, pues, cayeron mansamente en manos de la justicia.
Esperamos que no salgan ahora sus alcahuetas de aquí a inventar que Gómez y Valles sufren de caspa, invocando así derechos humanos, porque aquí son muchas las que deben.
¡Chávez vive…la lucha sigue!